Un hombre de distancias cortas
Juan Mari Aburto se estrena como 'número dos' de la Diputación de Vizcaya
Tímido, humilde y trabajador. Así definen a Juan Mari Aburto (Bilbao, 1961) las personas que trabajan junto a él en las Juntas Generales de Vizcaya. Casado y con dos hijos de 21 y 17 años, Aburto deja la cartera de Acción Social, que ha dirigido desde 2003, para asumir desde hoy el departamento de Presidencia y convertirse en teniente de diputado general, la mano derecha de José Luis Bilbao.
Aburto, que trabajó en el departamento de Interior del Gobierno vasco junto a Juan Mari Atutxa, conoció a Bilbao en 1994. El actual diputado general y Aburto colaboraron en el régimen jurídico y de función pública y, desde entonces, han mantenido una relación muy estrecha. De hecho, según apuntan sus compañeros de las Juntas Generales, habla de Bilbao como un amigo y no como un compañero de trabajo. El diputado general, por su parte, ha reconocido su trabajo en numerosas ocasiones.
Los grupos junteros lo definen como trabajador, tímido y humilde
Desde 2003, Aburto, que reside en el barrio bilbaíno de Deusto, ha dirigido el departamento de Acción Social, en el que más presupuesto concentra la Diputación. A partir de él ha tratado de que las instituciones estén mejor planificadas y se acerquen al mundo asociativo, estrechando la relación con colectivos necesitados, y ha implementado distintos servicios, como el de teleasistencia. Aburto se siente especialmente orgulloso de que, en su último informe, el Orservatorio Estatal de la Dependencia haya otorgado a Euskadi una calificación de 8,5 en el cumplimiento de la Ley de Dependencia.
De hecho, desde el grupo juntero popular aseguran que, con Aburto al frente de Acción Social, dicha normativa ha recibido el empujón definitivo en Vizcaya. En el PP consideran, no obstante, que una de las motas en su gestión ha sido "ir por detrás de las necesidades". Citan, por ejemplo, que aún no se haya puesto en marcha ya aprobado programa de respiro para cuidadores o "falta de ambición" en algunos casos. No obstante, todos los grupos valoran muy positivamente su labor. Un socialista resume: "Acción Social pierde un buen gestor". "Me da mucha pena que deje el departamento", explica un miembro del PP.
Según afirman en el Parlamento foral, Aburto ha experimentado una gran transformación en años que ha dirigido Acción Social. Un miembro del PP asegura que, cuando lo conoció, "prácticamente no miraba a los ojos al hablar". Ahora, añade, "es capaz de dar un golpe en la mesa". A pesar de ello, todos los grupos coinciden en que, si algo caracteriza a Aburto, es que escucha todas las opiniones y sopesa mucho sus decisiones. "Aunque es tenaz, le gusta hablar y compartir sus opiniones. Es difícil que meta la pata", subraya un socialista.
A pesar de que Aburto transmite, como indican los junteros de Vizcaya, cierto hermetismo y timidez desde la distancia -un miembro del PP lo califica como "un hombre gris que ha estado a la sombra"-, todos recalcan que Aburto gana en las distancias cortas. "Es receptivo y tiene un perfil muy humano. Acción Social era un departamente que le iba como anillo al dedo", remarca un juntero de Bildu. "Su despacho siempre ha estado abierto. Se ha rodeado de gente muy preparada y nunca elude el debate", abunda un miembro del PP, que añade que, cuando Aburto superó un cáncer hace algo más de tres años, llamó a cada una de las personas que se interesaron por él.
Aburto, socio del Athletic desde 1974, algo que le hace sufrir a menudo, ha demostrado, tal y como indican sus compañeros, ser un "gran trabajador". En ello coinciden PP, PSE y Bildu. Un juntero popular resalta que, algunos días, mientras hace deporte por la noche, pasa junto a la Diputación de Vizcaya y se topa con Aburto saliendo de trabajar.
Isaba, Toti y el Athletic
El cáncer de duodeno que Juan Mari Aburto padeció en 2007 le cambió la vida. Según relata a EL PAÍS, con la ayuda de su mujer y de sus dos hijos, de 17 y 21 años, ha aprendido a ver las cosas de forma distinta. Aburto disfruta ahora aún más de sus escapadas a Asturias y a Cantabria y, sobre todo, a su rincón preferido, Isaba, en el Pirineo navarro.
Además de su familia, la debilidad de Aburto es el Athletic, del que es socio desde 1972. "Es parte de mi vida, me siento muy vinculado al equipo", recalca Aburto, que recuerda que en la última final de Copa que disputó el Athletic, contra el Barcelona en Mestalla, vio a su hijo llorar y le dijo: "Cuando pase el tiempo recordarás este partido como un hecho histórico".
A Aburto le gusta pasear con su mujer y sus hijos, leer a Toti Martínez de Lezea, a José Antonio Marina y a Daniel Innerarity, y bañarse en la playa de Bakio, donde sus padres tienen una casa. Aburto, al que su mujer le achaca que no sea un gran aficionado al cine, gusta de acudir los sábados a un bar de Deusto a leer la prensa.
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