Tomic sigue a Becker

El reloj es un dictador implacable. Mientras la estadounidense Serena Williams, de 29 años, se despedía de su corona y un puesto entre las 100 mejores tenistas (3-6 y 6-7 ante la francesa Marion Bartoli) tras un año en el que ha superado una embolia pulmonar y una lesión en un pie; mientras su hermana Venus, de 30, también emprendía el camino de salida ante la búlgara Tsvetana Pironkova (2-6 y 3-6), el australiano Bernard Tomic, de 18, se deshacía (6-1, 7-5 y 6-4) del belga Xavier Malisse y se convertía en el tenista más joven en llegar a los cuartos de final desde el alemán Boris Becker en 1986. El tiempo es un juez implacable. A unos les abre las puertas. A otros, poco a poco, como corresponde a jugadoras como las hermanas Williams, capaces siempre de cualquier cosa, se las va cerrando.

Su padre es croata; su madre, bosnia; nació en Alemania y creció en Australia

Tomic, el número 158 del mundo, nació en Alemania, de padre croata y madre bosnia, y se crió en Australia. La mezcla es explosiva. Un día se negó a entrenarse con Lleyton Hewitt, exnúmero uno y máxima estrella de su país. Al otro se marchó de un partido y fue suspendido un mes por la Federación Internacional. Luego, su padre, un taxista en constante discusión con la Federación Australiana, amenazó con que jugaría con Alemania. Finalmente, de ese lío salió un tenista excelente, con todo por mejorar y mucho ya bueno, lleno de cambios de dirección y ritmo.

Los datos lo dicen todo. El serbio Novak Djokovic le medirá ahora en los cuartos sabiendo que solo otros tres jugadores, y no precisamente unos cualesquiera (el alemán Becker, el sueco Björn Borg y el estadounidense John McEnroe), llegaron a esa ronda siendo más jóvenes que su rival en la era abierta (desde 1968).

"He aprendido mucho", explicó Tomic, que con sus resultados desplazará por primera vez desde 2004 a Hewitt como el mejor australiano. "Nunca he sido más feliz", prosiguió con su inglés mascado y su sonrisa ladeada. "Este es un éxito increíble. Desde el torneo de clasificación, intenté jugar un poco más relajado de lo que suelo hacerlo. Así he encontrado mi juego. Hace seis meses estaba jugando un poco más defensivo. He aprendido. En los juniors, ese juego defensivo se convirtió en un hábito. Me dio victorias. En ese nivel, los rivales fallan, no como en este. No me voy a parar aquí", cerró un joven supersticioso que siempre se ducha en el mismo sitio.

Al australiano le espera Djokovic, que solo ha perdido un encuentro en 2011 (la semifinal de Roland Garros contra el suizo Roger Federer) y que le ha medido más de una docena de veces en los entrenamientos.

Sobre la hierba de Wimbledon, los dos tenistas se entienden en serbocroata. Sobre la hierba de Wimbledon, los dos compiten por un puesto en las semifinales. Y sobre la hierba de Wimbledon el número dos mide al 158, su compañero de prácticas. "Allí me destruyó. Ahora, en la pista, todo es posible". Palabra de Tomic.