La pasión cromática de Menchu Gal

Menchu Gal (Irún, 1918-2008), reconocida como una de las principales artistas plásticas de la posguerra española, se convirtió en 1959 en la primera mujer que obtenía el Premio Nacional de Pintura por la obra Un paisaje de Arrayoz. Y es que los paisajes fueron la seña de identidad de esta pintora, si bien en su producción no han faltado los retratos y los bodegones, que impregnaba de vivos colores.

Este gusto por la pintura cromática y un expresionismo fauvista, que le permitió interpretar los temas con libertad y que también marcó su vida, caracteriza la retrospectiva Menchu Gal, la alegría del color, que reúne 30 obras entre óleos, pinturas y dibujos que abarcan toda su trayectoria y que desde ayer y hasta el 2 de septiembre se expone en el Archivo Municipal de Málaga.

Desde su infancia, Gal mostró un gran interés por la pintura, que aprendió de maestros como Gaspar Montes Iturrioz, hasta que con 15 años logró una beca para continuar su formación en la academia parisina de Amedée Ozenfant. Antes de la Guerra Civil se trasladó a Madrid, donde pudo dar rienda suelta a su afición por el color y aprendió de artistas como Aurelio Arteta y Daniel Vázquez Díaz.

Tras su retorno a España, una vez finalizado el conflicto, Gal continuó con su producción hasta convertirse en una de las artistas más prolíficas del siglo XX. Fija su residencia en Madrid, donde establece contactos con maestros como Zabaleta, Palencia, Solana y Pancho Cossío.

"Menchu Gal integró junto a María Blanchard, Carmen Laffón y Maruja Mallo la plana mayor femenina de la pintura española de la centuria pasada. Esta artista, tan genuinamente vasca como representante de la Escuela de Madrid, nunca fue rompedora. Es más, alguno de sus biógrafos sostiene que sólo hubo un signo externo de rebeldía en toda su vida: cambiarse ella misma el nombre de Carmen con el que fue bautizada por Menchu", explica Rafael Sierra, comisario de la muestra que organiza la Fundación Menchu Gal en colaboración con el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga y la Caja de Ahorros de Guipúzcoa.

"Menchu Gal es algo más que la única mujer que ha logrado entrar en el atlas histórico-artístico del País Vasco. Es una artista que ha sabido expresar la realidad inmediata del paisaje y la figura a través del óleo, la acuarela y el grabado de una manera vitalista", señala el comisario general de exposiciones de la Fundación Menchu Gal, Edorta Kortadi.