Cortado el teléfono del desempleado
Adesorg, asociación de parados muy activa en el 15-M, vive días precarios
Cada vez que Luis Fernández quiere conectarse a Internet, tira para el bar La Central, en Guadalix de la Sierra, al norte de Madrid, y se rula un cigarro por el camino. Allí llega, pide un café, se engancha a la red wifi del Ayuntamiento y desarrolla gran parte de su actividad de presidente de Adesorg, la asociación de desempleados que encabeza desde hace dos años. La sede de Adesorg es su casa, pero no tiene conexión a Internet. El teléfono está cortado. Por falta de pago.
Adesorg forma parte de la plataforma Democracia Real Ya. Fue uno de los motores de las movilizaciones del pasado 15 de mayo.
El teléfono cortado no es un teléfono cualquiera. Es el 900 600 321, un número que se había convertido en una especie de teléfono de la esperanza para desempleados. Allí recibían unas 50 llamadas al día desde el pasado mes de agosto, cuando se puso en funcionamiento. La mayoría de la gente llamaba para pedir información. Un buen número, para desahogarse. Desde hace mes y medio, el teléfono no funciona. El primer corte llegó en diciembre. Un compañero de la asociación, Antonio García, arrimó el hombro y pagó la deuda de 2.200 euros. A mediados de abril les volvieron a cortar la línea. La deuda asciende ahora a 5.000 euros. Luis Fernández cobra 426 al mes.
"Nuestro objetivo es ser un 'lobby' de presión", afirma un portavoz
-¿Y cómo se lanzó usted a abrir un teléfono gratuito de atención a desempleados si no tenía fondos para afrontarlo?
-Había que ponerlo en marcha. Era una necesidad. Era más fácil encontrar patrocinios con el teléfono ya funcionando.
Adesorg (Asociación Nacional de Desempleados Adesorg) no recibe cuotas de sus socios. Sus socios no están para pagar cuotas. Cuenta con 10.000 personas registradas. Un total de 50 colaboradores, la mayoría desempleados, dedican parte de su tiempo a que el proyecto no decaiga. Su objetivo ahora es conseguir a ocho patrocinadores que contribuyan con 1.000 euros al mes cada uno. Fernández dice que asociaciones como la suya son necesarias: "Los parados no nos sentimos respaldados por los sindicatos".
El 24 de enero, Adesorg convocó a formar una larga cola de paro que fuera del Congreso de los Diputados hasta La Moncloa. La asistencia fue muy inferior a la esperada. Pero siguieron moviéndose. En febrero entraron en contacto con Democracia Real Ya (DRY) y se convirtieron en agente activo en las movilizaciones. "Hemos conseguido dar un golpe en la mesa", dice en referencia a DRY. "Nuestro objetivo es convertirnos en un lobby social de presión, en el Gran Hermano de los políticos".
Adesorg empezó a gestarse en una reunión de siete personas que se celebró hace dos años en una sala del Ayuntamiento de Colmenar Viejo, localidad al norte de Madrid. Allí acudió Luis Fernández. Había que hacer algo. "Que soy un desempleado, que no soy un parado, que yo no estoy quieto", dice. "Los parados nos movemos porque seguimos pagando, si podemos, nuestras facturas".
No tardaron en unirse otras personas a su proyecto. Como Luis Miguel Rodríguez, responsable del área de técnicas de reciclaje laboral de Adesorg, que lleva en paro desde 2009.
Rodríguez es ingeniero en Telecomunicaciones, máster en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), se maneja en inglés y en francés, tiene experiencia en el mundo de las empresas .com. Su problema a la hora de encontrar un trabajo: tiene 56 años. "Los mayores de 52 años estamos expulsados del mercado laboral. Telefónica ya está prejubilando a gente a esa edad. ¿Quién nos va a querer contratar?".
Adesorg tiene varios proyectos en marcha. Va a convocar una acampada (legal) frente a La Moncloa. Proyectos, hay muchos. Faltan los fondos.
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