La tormenta perfecta de Venus
La que fuera número uno, de 31 años, roza la derrota ante la japonesa Date, de 40
El día acabó con un inmenso plato de pasta blanca al que acompañaba un buen trozo de queso parmesano y algo de chorizo y salchichón. Así, recluido en el vestuario, sometido a una larga recuperación en manos del masajista y con su padre de camarero, cerró el martes Fernando Verdasco, destrozado tras remontar dos sets de desventaja ante el checo Stepanek. Ayer, agotado, el madrileño volvió a la pista con su peinado de mohicano. El holandés Haase le batió (6-3, 6-4, 4-6 y 6-2) y el número 22 del mundo se quedó buscando las mismas explicaciones que la estadounidense Venus Williams ante la japonesa Kimiko Date.
Ocurre temprano, mientras retumba el agua contra el techo de la pista central y revolotea la tela blanca contra la espalda negra de Venus, diseñadora de ese vestido que deja al aire libre su dorso. Cuando la exnúmero uno, de 31 años, logra deshacerse (6-7, 6-3 y 8-6) de su rival, no llora como su hermana Serena, sino que intenta entender cómo una tenista de 40 ha estado a punto de derrotarla. "Fue una tormenta perfecta", concluye la cinco veces campeona de Wimbledon; "jugó increíblemente y tuvo suerte. No juega a la altura de la edad que tiene".
En 1996, Date competía en las semifinales de Wimbledon mientras un espectador le pedía matrimonio a Steffi Graf, su rival. En 2011, 15 años después, estuvo a punto de derribar a Venus, que llegó a la cita con solo tres torneos disputados en los últimos 12 meses.
Volver a la pista central de Wimbledon provocó una revolución interior en la japonesa, maratoniana en su tiempo libre (3h 27m), obsesa de las pesas, mujer de doble sesión diaria de entrenamientos. "Venus ganó", dijo, "porque es muy inteligente y muy fuerte mentalmente. En los momentos importantes nunca se equivoca".
Las hermanas Williams, faltas de partidos y sobradas de desgracias, cuentan sus encuentros por batallas. Serena llora. Y Venus, rival ahora de María José Martínez, navega entre tormentas perfectas. Poco a poco, sin embargo, van acercándose a la segunda semana. Si llegan al momento decisivo, seguro que habrán afilado ya sus guadañas.
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