El PSOE ve con inquietud el fiasco del pacto con IU en Extremadura
Griñán recuerda que la federación se desplomó en 1996 después de la 'pinza'
El PSOE andaluz asegura que no ha hecho el ejercicio de analizar la posibilidad de que en las elecciones autonómicas de 2012 pudiera plantearse un escenario similar al de Extremadura. Esto es: que IU se erija en la llave de gobierno y que decida entregar la Junta al PP de Javier Arenas. "No me gusta ni siquiera pensar en la necesidad de hacer un pacto con IU", confesó ayer la presidenta de los socialistas andaluces, Rosa Torres, "entre otras cosas, porque hoy tenemos más dudas que nunca sobre si sería o no viable".
El PSOE sostiene que su aspiración es renovar mandato, si bien no oculta que ha asistido al caso extremeño con preocupación por el poco peso que ha demostrado tener la dirección federal de IU. Tanto Torres como el propio secretario del PSOE regional y presidente de la Junta, José Antonio Griñán, admitieron su perplejidad y enojo.
Al PSOE le preocupa la debilidad que ha mostrado la cúpula izquierdista
Ningún dirigente de la cúpula andaluza de IU se pronunció respecto a una traslación a Andalucía de lo ocurrido en Extremadura. Únicamente el secretario general del PCA, Juan de Dios Villanueva, dijo que la responsabilidad ha sido del PSOE, si bien apoyó al coordinador federal, Cayo Lara, y se mostró contrario a que sus compañeros extremeños hayan dejado pasar al PP.En una entrevista en Radio Nacional, José Antonio Griñán dijo que una parte de IU ha "desvirtuado y pervertido" la voluntad de sus votantes, al tiempo que llamó la atención sobre el hecho de que la derecha ha acudido unida en un partido, mientras que la izquierda compite entre sí. "En la izquierda se puede confiar menos que en la derecha. La derecha recibe los votos y con esos votos hace lo que quiere el electorado, es decir, gobernar, mientras que en la izquierda se dividen los votos y, muchas veces, los representantes defraudan las expectativas de los votantes; y eso es lo más grave que puede pasar en democracia" reflexionó Griñán en la radio.
Cuando se le preguntó si tal situación se podría repetir en Andalucía en las elecciones autonómicas, el presidente de la Junta recordó lo sucedido con la legislatura conocida como la pinza, (1994-1996), en la que PP e IU sumaban mayoría en el Parlamento. Aunque nunca llegaron a formar gobierno, se dedicaron a boicotear la gestión del Ejecutivo socialista, hasta el punto de que el presidente de entonces, Manuel Chaves, se vio obligado a disolver la Cámara y convocar elecciones anticipadas.
Después vino el desplome de Izquierda Unida: de 20 diputados a 13 diputados (1996) y de 13 a seis (2000), techo que no ha logrado sobrepasar en las tres últimas legislaturas.
Fuentes socialistas señalaron que, aunque existe cierta preocupación por el caso de Extremadura, es una hipótesis que no ha sido sometida al análisis de ningún órgano del partido.
"Además de que es muy pronto para plantear algo así, no hay indicios de que IU de Andalucía pudiera comportarse de la misma manera que la extremeña", sostiene un dirigente. El calvario que padeció IU tras la pinza -encadenó una crisis interna tras otra, mientras que perdía votos a pasos agigantados en cada escalón electoral- está grabado a fuego en la coalición.
Es cierto que en las recientes elecciones locales no se ha reeditado el acuerdo global de la izquierda de las dos últimas convocatorias en los ayuntamientos, pero el balance es mayoritariamente abrumador en favor de los pactos entre PSOE e IU. Han sido cerca de un centenar los municipios en los que la complicidad de la izquierda ha funcionado, mientras que el otro extremo no llega a la treintena.
El coordinador andaluz de IU, Diego Valderas, avisó desde el primer día que no se repetiría el acuerdo global. De una parte, ha pesado que ya no estaban en juego Sevilla y Córdoba -IU apoyaba al PSOE en la capital andaluza, y al revés en la ciudad de la Mezquita-, una vez que el PP ha obtenido la mayoría absoluta en las ocho capitales. Pero de otra, también ha influido la certeza por parte de Valderas de que no sería obedecido en algunos municipios, como Almonte (Huelva), lindante con el Parque de Doñana, donde IU ha apoyado a las claras al PP.
Al PSOE le hubiera gustado que Valderas hubiera actuado con más contundencia, pero comprenden su situación interna.
La federación andaluza de IU es afín a Cayo Lara y Valderas ha cerrado filas con el dirigente nacional y las decisiones de la dirección. El secretario general del PCA, Juan de Dios Villanueva, fue la única voz de la dirección de IU que se oyó ayer. Rebatió a Torres y culpó al PSOE de que IU haya dejado pasar al PP en Extremadura. No obstante, rechazó la decisión de sus compañeros y anunció que en los próximos días se va a abrir un debate en IU, tanto federal como en las comunidades, sobre lo ocurrido en Extremadura, "porque aunque haya sido allí, nos repercute a todos".
La nota discordante con lo que opina mayoritariamente IU de Andalucía la puso el parlamentario y dirigente de la CUT Juan Manuel Sánchez Gordillo. Al también alcalde de Marinaleda le parece "correcto" lo que ha hecho la coalición en Extremadura y calificó de suicidio que IU pudiera pactar en Andalucía. "PSOE y PP están hoy en la misma orilla, y hay que tratarlos a los dos de la misma manera y no gobernar con ninguno", señaló.
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