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Tres de las cinco plantas de Fabra para tratar purines no funcionan

Las que están abiertas no cumplen los fines para los que fueron creadas

Carlos Fabra ha sido prolífico en ideas en sus 16 años al frente de la Diputación de Castellón, pero la mayor parte de los proyectos que abanderó han acabado fracasando. Sucedió con el anuncio de construcción de una docena de campos de golf en la provincia, con el parque temático Mundo Ilusión, y también con las cinco plantas de tratamiento de purines construidas entre 1999 y 2003, en las que se invirtieron cerca de 20 millones de euros. Solo dos de las plantas, Vall d'Alba y La Todolella, permanecen abiertas hoy, aunque a un mínimo rendimiento y sin cumplir los fines para los que fueron concebidas. No funcionó la fórmula de la concesión privada con parte de inversión pública. Muy similar al sistema escogido por Fabra para el aeropuerto de Castellón, sobre cuyo futuro, hasta el momento, solo planean serias dudas.

Goterris atribuye el fracaso a que no se escuchó a ganaderos y agricultores

La provincia de Castellón, con alrededor de 700 explotaciones, alberga más del 60% del total de granjas de cerdos de la Comunidad Valenciana. Esta intensa actividad ganadera genera el problema de qué hacer con los excrementos de estos animales, conocidos como purines, cuyo vertido incontrolado puede contaminar los acuíferos además de provocar malos olores.

En 1999, la Diputación de Castellón presidida por Fabra anunció la solución para acabar con estos residuos. Construiría cinco plantas de tratamiento en La Salzadella, Sant Mateu, Albocàsser, La Todolella y Vall d'Alba.

Esta última iba a ser el eje central del proyecto, donde serían trasladados los excedentes del resto de las instalaciones, ya madurados como compost, para fabricar un abono orgánico-mineral cuya comercialización "cubriría los costes del tratamiento", según las previsiones realizadas en su día.

La Diputación adjudicó la concesión durante 25 años a una UTE formada por las empresas Tetma y Urbaser, e invirtió 11,5 millones de euros en el proyecto, aportados a partes iguales por la institución provincial y fondos europeos Feder. El resto, hasta alcanzar los 20 millones, fueron sufragados por la iniciativa privada.

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Ocho años después de las últimas inauguraciones, La Salzadella, Sant Mateu y Albocàsser están cerradas. Sus instalaciones prácticamente ni llegaron a funcionar. Solo la planta de La Todolella recibe una pequeña cantidad de purín, procedente de las granjas del municipio y también de Forcall y La Mata. La mayoría del residuo "se evapora" y el resto se deposita "en tierra como abono", tal y como reconoce el alcalde de La Todolella, Alfredo Querol, quien añade que "muy poco" se lleva "de vez en cuando" a la planta de Vall d'Alba, que ni de lejos llega a las previsiones anuales de 20.148 metros cúbicos al año para su tratamiento. El complejo de Vall d'Alba ha tenido que dedicarse a tratar otro tipo de residuos ante el escaso éxito del plan para el que fue concebida.

El delegado provincial de la Unió de Llauradors i Ramaders en Castellón, Vicent Goterris, explica que las causas del "fracaso" han sido que "no se escuchó" a los ganaderos y agricultores, y se fijó un precio "excesivo" para el abono resultante del tratamiento con cuya venta se pretendía financiar el servicio. Goterris recalca que el kilo "salía a 25 céntimos de euro" cuando un abono normal cuesta entre dos y cuatro céntimos por kilo. El resultado fue que el subproducto jamás se vendió y las pérdidas obligaron a la UTE concesionaria a paralizar el proyecto.

"Invirtieron dinero público sin un estudio de viabilidad", apunta el alcalde de La Salzadella, Jacobo Salvador, quien critica "el despilfarro" en un programa que se ha convertido "en un auténtico fiasco". Salvador lamenta el abandono de la planta ubicada en su localidad, que ocupa una extensión de 20.000 metros cuadrados. Agrega que la Diputación "obligó" a los ganaderos a "adquirir fincas" para instalar "balsas de almacenamiento" de purines que nunca fueron utilizadas.

De la sociedad concesionaria, hoy solo queda Tetma, que ha solicitado a la Diputación la revisión del modelo de gestión ante las pérdidas de unos 6 millones de euros. Urbaser ya hace tiempo que abandonó el programa y sus acciones ante la falta de expectativas. Los ganaderos mientras tanto, vierten "de forma controlada" el purín según Goterris, para abonar los secanos del interior. Otros "lo hacen donde pueden", añade el alcalde de La Salzadella.

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