Altavoz de la 'cançó'
En época de cierre de tiendas de música, la veterana Discos Oldies afronta la crisis con atención al coleccionista y especialización
"Cada día me hago la misma pregunta", responde Vicente Fabuel cuando se indaga sobre cómo consigue mantener abierto el negocio que comparte con su socio José Salvador Tomás, ambos de 57 años. Un negocio en el que la crisis económica genérica confluye y se potencia con la que sufre el sector de la música en particular en tiempos de descargas y el todo gratis. Discos Oldies, abierta en 1979 en la calle de Nuestra Señora de Gracia de Valencia, lleva más de tres décadas ofreciendo atención especializada en todo tipo de músicas, pero con una fuerte vinculación con el mundo del coleccionismo y con "un apoyo incondicional a la música valenciana y en valencià".
Pero quizá la mejor respuesta a la pregunta sea la exclamación del músico Senior (de Senior i el Cor Brutal) apenas unos instantes después en el establecimiento: "¡Pero si tenéis fundas de plastico de 10 pulgadas!". Un producto que solo reclaman los escasos coleccionistas de vinilos de ese raro formato y que Fabuel importa de Estados Unidos. En estos años, lo que comenzó como un negocio centrado en la música rock tiene "ahora un barrejat brutal de estilos". Y para competir contra las grandes superficies, Fabuel habla de "picardía a la hora de ofrecer determinadas referencias que no tienen otras tiendas".
Dos clásicos del negocio cerraron en mayo: Mardi Gras y Discomic
El vinilo triunfa entre "un tipo de clientela un poco fetichista"
Un tipo de establecimiento cada vez más escaso. En Discos Oldies explican que en mayo cerraron dos clásicos en Valencia: Discos Mardi Gras (en Ciutat Vella) y Discomic (Extramurs). Y aseguran que las pequeñas tiendas se cuentan con los dedos de una mano.
Músicos, coleccionistas y todo tipo de clientes circulan por Discos Oldies, negocio físico (también en Internet) en el que comparten espacio los CD y los discos de vinilo, tanto antiguos como las reediciones y nuevas referencias, formato de moda desde hace años entre "un tipo de clientela un poco fetichista del soporte".
Los propios dueños del negocio son coleccionistas, por supuesto en vinilo. "Las grandes líneas maestras del rock se acaban a principios de los setenta", explica Fabuel, "cuando yo ni siquiera había empezado a consumir música". Para él, ya con el glam rock se empezó a estrujar el legado del rock, "empezó el reciclaje". Y entre referencias de jazz o rock setentero, destacan los discos de música en la lengua propia de los valencianos, quizá su mayor especialidad. Una música que cuenta ya con iconos históricos (Bustamante, Remigi Palmero, Pep Laguarda...) y que después de 20 años mortecinos, "un pelín con sordina", ha recibido un importante empuje el último lustro. Y gracias a gente como Miquel Gil, Pep Gimeno Botifarra o Carles Dénia, "un superdotado" que "hace fusión con delicadeza, que no rechina" de la música de raíz, jazz y flamenco. Eso sí, nada que ver con el fenómeno de los catalanes Manel.
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