Ferrari se lame las heridas
Domenicali recurre a la fatalidad para justificar el desplome de su escudería en Canadá
Jenson Button fue el protagonista del Gran Premio de Canadá, un correcalles caótico que el británico no olvidará en la vida y que revitaliza su trayectoria en el Mundial actual, en el que aún no había conocido la victoria.
Resulta que el piloto de McLaren es un especialista en carreras tan explosivas como la que se disputó en Montreal, interrumpida durante más de dos horas por un torrencial aguacero que obligó al coche de seguridad a comparecer en la pista cinco veces.
Además de su dulzura al volante, si hay otro elemento que define a Button es la capacidad que demuestra tener en los momentos más comprometidos, más extremos, en los que algunos de sus rivales se alteran y se suben por las paredes, exponiéndose de esa forma a perder la concentración. A él, sin embargo esa calma le permite protagonizar actuaciones como la de Canadá, en la que cruzó la meta el primero tras realizar seis pasos por el carril de los talleres, con una penalización incluida, además de eliminar, con dos caricias, a su compañero de equipo y a Fernando Alonso, que arrancó el segundo la primera manga y finalmente tuvo que abandonar, por primera vez este año, al ser corneado por el bólido plateado del ganador tras la reanudación. Felipe Massa, que partió el tercero, perdió tres posiciones en el fragor de la batalla y cruzó la meta el sexto.
"Nuestra táctica fue muy parecida a la de McLaren. Se nos critica demasiado"
El concurso del español se terminó cuando se encontró con el británico (vuelta 37), por más que sus opciones de pelear por el podio ya peligraran desde mucho antes. Concretamente, desde que los estrategas que le guiaban desde el muro de Ferrari le llamaron al taller, en la 17, para que sustituyera los neumáticos de lluvia extrema por los intermedios, una decisión terriblemente desacertada si se repara en la lluvia que comenzó tres minutos más tarde.
Eso, además de obligar al español a volver a enfilar los garajes dos vueltas después, terminó por dejarle clavado en la octava posición debido a que la bandera roja que paró la prueba en suspenso permitió que aquellos rivales que en ese momento circulaban por delante de él pudieran tomar la segunda salida como si nada hubiera pasado.
¿Y quién motivó que en Ferrari se pusieran nerviosos y reclamaran la presencia de Alonso en el taller al grito de box, box? Pues Button, que había realizado la operación de cambio de gomas cuatro vueltas antes (en la 13) y se acercaba a un ritmo endiablado, dos segundos más rápido que el asturiano y uno más veloz que Vettel, el líder del pelotón.
"Cuando pienso que el domingo teníamos la posibilidad real de conseguir la primera victoria de la temporada y pasó lo que pasó, aún me entra un intenso sentimiento de rabia", lamentaba ayer Stefano Domenicali, máximo responsable de la Scuderia.
"Preparamos este gran premio de la mejor manera y todo se esfumó debido a una serie de circunstancias adversas. Cuando analizo lo que pasó, me entra la risa: el ganador ha sido el que ha hecho más paradas y siempre ha circulado por detrás de nuestros coches mientras los dos estaban en pista", añadía, al tiempo que se mostraba en desacuerdo por las críticas al equipo. "Esto demuestra lo difícil que es leer una carrera. Nuestra estrategia ha sido muy parecida a la suya y se nos está juzgando de forma demasiada dura", zanja Domenicali, jefe de la división de fórmula 1 de Il Cavallino Rampante, que, por el momento, no puede hacer otra cosa que lamerse las heridas que le está dejando este Mundial.
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