Jugada redonda para Stoner
El australiano reina bajo la lluvia y aprovecha la caída de Lorenzo para colocarse líder del Mundial
Tiene un talento inmenso para hacer de cualquier moto una moto rápida. Volcaba todos sus esfuerzos en convertir a la salvaje Ducati en una máquina ganadora y ahora que pilota una Honda hace las delicias de su equipo. Sigue protestando cada falta en los entrenamientos como si jugara un partido de fútbol, con esa irreverencia suya tan característica, pero cuando el semáforo se apaga no piensa nada más que en ganar. Así, a golpe de victoria, Casey Stoner está arreglando el desaguisado que ocasionó Rossi cuando se lo llevó por delante en Jerez tras un arranque de campeonato exquisito.
Había avisado Jorge Lorenzo que la lluvia podía cambiarlo todo. Y así fue. Una lluvia fina e incesante y un viento impertinente terminaron con el hasta entonces líder del campeonato y vigente campeón por los suelos. Contra una lluvia fina e incesante y un viento impertinente se peleó Casey Stoner, nuevo líder del mundial -con 18 puntos de ventaja sobre el español-, para lograr su cuarta victoria del año, la tercera consecutiva, algo que no conseguía un piloto de Honda desde Rossi en 2003.
Al piloto de Honda le entró agua en el casco, pero ni eso logró pararle
El español y Simoncelli atacaron el segundo puesto. Dovizioso lo defendió frenando
Desde la tercera plaza de la parrilla, en la primera línea, a la derecha de Stoner, primero, y Dovizioso, segundo, salió Lorenzo como un rayo para situarse en cabeza. Estaba confiado, creía en sus posibilidades, reducidas las distancias el fin de semana con la moto que parece poderlo todo. La alegría le duró poco porque las dos Honda le tomaron la delantera ya en la primera vuelta -la Yamaha sufría con tanta agua en la pista-; y poco después lo hizo Simoncelli, la tercera moto del ala dorada, convaleciente aún Dani Pedrosa.
En la segunda vuelta, Stoner se la jugó ante su compañero de equipo con un interior brillante, arriesgado porque al australiano le había entrado agua en el casco y su visibilidad era escasa. Una vez se quitó a los rivales de encima y solucionó sus problemas con la visera, ya nadie amenazó su autoridad sobre el trazado inglés. "Con mantenerme encima de la moto ya estaba contento. Tenía mucho frío y estaba muy nervioso porque en esas condiciones es muy fácil caerse", diría después de la carrera. Era fácil caer, sí, lo comprobaron sus colegas, los que trataban de alcanzarle.
El primer aviso que dio el asfalto, empapado, resbaladizo y peligroso, lo recogió Simoncelli, que salvó la caída en la cuarta vuelta tras un latigazo tremendo de su moto, aunque perdió una posición a favor de Lorenzo. Aquello acercó al mallorquín a las otras dos Honda. Tras siete vueltas andaba pegado al colín de Dovizioso, rememorando los tiempos de ambos montados en máquinas de 125cc, recordando cómo se las gastaba Dovi y cómo cerraba todas las puertas -"He frenado muy bien para evitar que me adelantaran", se enorgullecía después el italiano-. Lo intentó Lorenzo por el interior, en frenada antes de entrar a una curva, en la recta, y todo esfuerzo fue inútil.
Tan inútil que mientras Stoner marcaba su mejor tiempo, ocho vueltas después de que se apagara el semáforo, y mientras por las televisiones del circuito se veía la moto de Spies estrellada contra un muro unos minutos antes, Lorenzo perdía también el control de su Yamaha, estresada tras tanto esfuerzo, enfadada con tanto charco. Quería quitarse de en medio a Dovizioso, medio segundo más lento que él, para que Stoner no se le escapara. Se veía con ritmo suficiente para ganar la carrera. Pero se precipitó. El meneo, perdido el neumático trasero en una maniobra equivocada, mandó al mallorquín por los aires y terminó con la moto hecha puré. Ahí terminó la carrera para el único de los pilotos en la cabeza de la clasificación que había esquivado el infortunio y evitado los errores hasta ahora. Para el resto la prueba finalizó cuando dos giros después el que probaba el asfalto mojado era Simoncelli, en lucha entonces con Dovizioso por la segunda plaza. Tampoco él pudo contra su impaciencia, ni contra las condiciones climatológicas.
A partir de entonces Stoner se empeñó en aumentar su distancia respecto a Dovizioso, hasta que lo tuvo tan lejos que decidió no arriesgar un ápice y redujo su tiempo por vuelta dos y hasta tres segundos. No necesitaba más. El italiano, a quien ya no perseguía nadie, se esmeró, sencillamente, en mantenerse sobre su RC212V y cruzar la meta tras la última curva. Lo haría 15 segundos más tarde que su compañero Stoner, con un pilotaje delicioso y una confianza exultante este 2011. En tercer lugar, un sorprendente Colin Edwards: 37 años contemplan al tejano, lastrado por la misma lesión que Pedrosa, una fractura de clavícula, aunque el estadounidense fue operado hace apenas ocho días. Toda una hazaña la suya. No subía al podio desde que en el año 2009 finalizara segundo en el Gran Premio de Alemania.
Por otro lado, salvó un fin de semana desastroso Rossi, si por decente puede entenderse un sexto puesto, tras su compañero Nicky Hayden, cuarto, y Álvaro Bautista, quinto (su mejor resultado del curso) en una carrera loca, tan loca como el tiempo.
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