Triple apuesta
Irving Picard pretende conseguir una palabra de valor triple en el caso de Bernard Madoff. No es que el fideicomisario de las víctimas del esquema Ponzi esté jugando al Scrabble, sino que está tratando de triplicar los daños y perjuicios cifrados en 59.000 millones de dólares demandando a los bancos italiano y austriaco de Madoff por estafa sistematizada. Aunque el nuevo rumbo plantee unos temas que un juez aceptó resolver el 6 de junio, Picard ha mostrado nuevamente un toque creativo a la hora de remover el cielo y la tierra para encontrar dinero.
El proceso civil contra Bank Medici, el banco con sede en Viena, su fundadora, Sonja Kohn, y el banco milanés UniCredit, es un salto atrevido para Picard tanto por su importancia como desde un punto de vista judicial. Con los 19.600 millones de dólares en juego, es de lejos su demanda más importante. Y con los cargos por estafa sistematizada, no solo pretende conseguir el triple de la cantidad inicial, sino que también puede abrir una caja de Pandora legal.
Para empezar, todos los acusados residen en el extranjero, y el Tribunal Supremo estadounidense decidió el año pasado que una ley federal no se puede aplicar a los extranjeros que realicen sus actividades fuera de Estados Unidos a no ser que lo estipule expresamente. RICO, la ley sobre estafas, no menciona nada sobre su aplicación en el extranjero, lo que provocó que un tribunal federal rechazara una causa el año pasado. Puede que la estrategia de Picard consista en alegar que Kohn, a quien llama "el alma gemela criminal" de Madoff, inició el esquema piramidal en Nueva York.
Un tema más espinoso es el de si Picard tiene derecho a demandar acogiéndose a la RICO. Como fideicomisario, se encuentra legalmente en el pellejo del fondo de Madoff. Al acusar a los bancos y a Kohn de engañar a los inversores y de usar las cuentas del fondo, podría decirse que incluye a Madoff en la pauta de la estafa sistematizada. Se podría poner la objeción de que el fideicomisario, como álter ego legal de Madoff, no puede demandar como víctima en un fraude en el que ha participado.
Sin embargo, si Picard presenta argumentos preliminares, blandirá un arma temible. Además de triplicar los daños y perjuicios, con la ley RICO, los que ganan pueden conseguir que el perdedor pague las costas judiciales y quedarse con sus propiedades. Es probable que los acusados traten a toda costa de alcanzar un acuerdo por una suma elevada.
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