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Análisis:BALONCESTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Tan cerca, tan lejos

Obligado a mover ficha, tras su derrota en el encuentro inicial, el Bizkaia Bilbao decidió convertir el segundo partido en una lucha cuerpo a cuerpo. Su objetivo era claro: no dejar nunca que el juego tuviese fluidez, hábitat donde el Barcelona se mueve con una contundencia que termina destrozándote. Defensa cara a cara, contactos, choques, protestas... Todo valía en la búsqueda de un partido a trompicones. Lo consiguió casi siempre, pero no fue suficiente.

Para que la final no se termine en un suspiro, el BBB ha de poner encima de la mesa algo más, si es que tiene o puede. Sobre todo, debe encontrar la forma de que Jackson haga acto de presencia. Si su primer partido fue deficiente, el segundo se transformó en inexistente. Ningún punto y ni la más mínima influencia. Entre Sada y Ricky se lo están comiendo por los pies, lo que trae malas noticias para el BBB. Pierde un hombre carismático y no le sobran, máxime estando Banic ahogado entre el tremendo potencial interior azulgrana. La toma de decisiones pasa a otras manos mucho menos fiables. Gente como Blums o Vasileiadis son un ejemplo de pundonor, pero sus cabezas funcionan de manera muy anárquica. Demasiado lastre para una empresa titánica.

Los tres últimos minutos dignificaron la final. Se vio otra de las cosas que hacen superior a este Barcelona: contar con jugadores que marcan diferencias., que aparecen en el momento justo para decidir. Lo de Navarro es más de lo de siempre y Lorbek, que andaba desaparecido durante todo el partido, salió para meter cinco puntos críticos. Capítulo aparte merece Sada, un mvp de la final en potencia. Su despliegue defensivo está siendo espectacular, rebotea fieramente y dota a su equipo de una energía contagiosa que lleva su valor más allá de la estadística. No es de extrañar que Xavi Pascual se lo premie con minutos en detrimento de un extraviado Ricky. Veintiocho para uno, 12 para otro. El Palau terminó coreando su nombre y no era para menos. La selección española le espera.

Dos partidos. Dos victorias azulgrana. La serie se va a Bilbao después de mucha pelea y marcadores ajustados, pero con la sensación de que, a la espera del efecto Miribilla, existe un mundo entre ambos equipos.

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