Cuestión de 'feeling'

Tras los primeros entrenamientos, el viernes, para el Gran Premio de Gran Bretaña, Jorge Lorenzo afirmó que, vista la supremacía de Casey Stoner, sentía que marchaba a contracorriente: "Todavía no he sacado el máximo rendimiento a la moto. Puedo sacarle un poco más, pero no mucho". Y abogó por un cambio radical en los reglajes de su Yamaha M1 para revertir la situación, dado que todavía no dispone de material nuevo -ni chasis ni motor- que le ayude a recortar las décimas de segundo que le separan de las Honda.

Sin embargo, apenas realizó ayer pequeñas modificaciones en la puesta a punto, las necesarias para adaptar su moto a las circunstancias de un nuevo circuito, Lorenzo cerró una excelente sesión de clasificación -mejoró casi dos segundos los tiempos de la matinal-, a escasas dos décimas del más rápido, Stoner otra vez, y volvió a acercársele como hizo en Jerez, donde ganó. Desde que se apuntó la única pole de la temporada, en Portugal, no había vuelto a estar tan cerca de los mejores.

"Hemos mejorado la tracción. Me siento más cómodo"

El actual campeón del mundo de MotoGP no ha tenido más que reencontrarse con su mejor versión. Ya se lo propuso el jueves, recién llegado a Silverstone, cuando confesó cuál era su objetivo para este fin de semana: "Tengo que encontrar la manera de frenar más tarde", dijo. La apurada de frenada es marca de la casa. Y no tenía ni siquiera que mejorarla. Solo, recuperarla.

La telemetría, ese montón de datos en posesión de los mecánicos, no miente. En la carrera de la semana pasada, en Montmeló, Lorenzo mejoró o igualó sus tiempos de un año antes -cuando se adjudicó la victoria- en todos los tramos parciales del circuito menos en el primero, la zona de mayores frenadas. "Estaba frenando peor que el año pasado, antes de tiempo y con menos fuerza", indican en su taller.

"Hemos mejorado la tracción. Me siento más cómodo y he pilotado más suave y más agresivo que nunca", dijo ayer Lorenzo antes de añadir que se siente mucho más cerca de sus rivales. El porqué de ese cambio en la manera de pilotar es una incógnita. "He tenido que sacar la mejor versión de mí mismo porque ellos [en referencia a Stoner y Marco Simoncelli] están a un nivel altísimo. Estoy contento porque desde el principio, tanto con el neumático duro como con el compuesto más blando, he ido muy bien. Pero he tenido que ir con el cuchillo entre los dientes", advirtió el mallorquín.

De sus palabras se deduce que no lo hizo hasta ahora, si bien se centró en lamentar la falta de tracción y de potencia de su Yamaha en comparación con las Honda. Pero no le valen las excusas. Menos, cuando los otros pilotos de Yamaha se acercan a las posiciones de delante e incluso -como ocurrió el viernes con Spies y Crutchlow- mejoran los tiempos del número uno de la fábrica. Y tampoco con los datos de la telemetría sobre la mesa. "La moto no ha cambiado. Es la misma", recuerdan en su taller. Entonces, ¿qué ha cambiado? "Es, sencillamente, una cuestión de feeling, de las sensaciones del piloto con la moto, que ahora, por el motivo que sea, son mejores. Para ir deprisa el piloto necesita creérselo", zanjan.

Parece que lo ha conseguido. Aunque la lluvia que seguramente caiga hoy puede empañar la progresión. "Estoy preocupado por el tiempo. Ahora que, por fin, estamos ahí, la lluvia puede cambiarlo todo", concluyó Lorenzo.