Se estrecha el cerco sobre LeBron James
Los Heat y su vilipendiada figura, a un paso del fracaso tras otra derrota en Dallas
Los elogios, las críticas, los análisis, los retos... Cuando se trata de LeBron James, todo es superlativo. La final de la NBA no hace sino multiplicar la tremenda presión a la que está sometido. El hecho de que se encuentre entre la espada y la pared aumenta el morbo. Es la situación en que se debate The King tras la derrota de Miami en Dallas por 112-103 con 29 puntos de Nowitzki, 21 de Terry, 17 de Barea y un fantástico 68% en triples del equipo tejano, con 13 aciertos en 19 intentos. Los Mavericks dominan por 3-2, lo cual deja a LeBron y sus Heat sin margen de error. Para ser campeones deben ganar el sexto partido y el séptimo. Su único consuelo es que ambos se disputarán en su propia cancha, en Florida, gracias a que fueron mejores que Dallas en la fase regular de la Liga.
No habrá medias tintas ni las ha habido al enjuiciar a LeBron. Es observado desde la perspectiva de que debe ser el mejor y conducir a su equipo al título. Cualquier otra cosa será criticada como un rotundo fracaso para The Chosen One, el mismo que hace casi un año tuvo en vilo a millones de aficionados, cuando, en un programa de televisión en directo pomposamente titulado The Decision, supieron que dejaba a su equipo de siempre, Cleveland, para juntarse en Miami con dos primeros espadas, Bosh y Wade.
En los cinco partidos de la serie final se ha constatado la escasa producción ofensiva de LeBron en los últimos cuartos. Tras quedarse en ocho puntos en el cuarto partido, en el quinto estuvo mucho mejor con un estupendo triple doble, 17 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias, pero volvió a quedarse casi seco en un último periodo en el que anotó solo una canasta y cuando ya estaba todo decidido. Falló tres tiros y cometió una falta en ataque en los instantes decisivos. Suma 11 puntos en total en los últimos cuartos de los cinco partidos jugados y ha fallado 10 de sus últimos 11 triples intentados.
Los rivales son los primeros que intentan hacer mella en el ánimo de LeBron. DeShawn Stevenson, con el que ya se las tuvo cuando uno jugaba con Washington y el otro con Cleveland, ha mantenido que LeBron "es un jugador sobrevalorado". Y, durante los partidos, tanto Marion como Terry le han desafiado verbalmente a través de lo que en el argot se llama trash talking.
"Hablar es fácil. Lo difícil es jugar bien", se defiende LeBron. "No me afecta la presión, de la misma manera que el triple doble no significa nada para mí. Lo único que me estimula es la victoria. Estaremos mejor en el sexto partido", promete.
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