El Bloque entrará en el bipartito de Lugo pero pone condiciones a Orozco

El Bloque dice sí a gobernar con los socialistas en Lugo, pero con condiciones. Una de ellas es que el ejecutivo local, que volverá a encabezar, por cuarta legislatura consecutiva, el socialista José López Orozco, gire hacia "políticas de izquierda" y que predomine "lo público sobre lo privado". Ese es el mandato de la asamblea local de los nacionalistas, en la que se impusieron los criterios coincidentes de la UPG y MáisGaliza -las dos corrientes principales, y enfrentadas, del BNG- de explorar la posibilidad de formar gobierno con los socialistas.

Contra la tesis finalmente triunfante entre los nacionalistas votaron dos de los que integraban la lista a la alcaldía, el número tres Teofilo Xabier García Rodríguez y la número cuatro Cristina Ferreiro, que se sumaban así a la posición de Movemento Galego ao Socialismo, otra de las corrientes internas, aunque minoritaria, de la organización. No así los concejales electos, los dos que con los 11 de la lista del PSdeG suman 13 frente a 12 del Partido Popular, Antón Bao y Paz Abraira, ambos de la UPG. Los 53 votos de los 73 militantes que asistieron a la asamblea facultan al Consello Local para abrir un proceso negociador con los socialistas que no se iniciará antes del pleno de investidura, el próximo sábado. Pero los nacionalistas ya han comprometido su respaldo a Orozco.

El PP asegura que el pacto estaba "cocinado" antes del 22 de mayo

"El Consello Local todavía tiene que reunirse, debemos conformar una comisión para que lleve el día a día en las negociaciones y una vez hecho eso nos pondremos en contacto con el PSOE para establecer un calendario de reuniones. No tenemos prisa, sino que consideramos que las reuniones van a ser largas, seguramente porque van a estar basadas en programas y no en políticas, no en repartos de poder", anticipaba Xosé Lois Devesa, responsable local del Bloque. En la comisión que llevará las negociaciones estarán los dos ediles electos y el propio Devesa, quien justificó que su formación no podía "permitir que un PP echado a la extrema derecha se haga con el poder en la ciudad de Lugo".

Entrar en el gobierno sí, pero los nacionalistas ya adelantan algunas condiciones. "La defensa de lo público frente a lo privado con la coherencia y consecuencias que el BNG siempre defendió en todo momento. Y un ejemplo es que nosotros vamos a mantener nuestro posicionamiento inamovible de que la construcción de un complejo deportivo privado en San Fiz desaparezca del mapa de la política de Lugo en el futuro. La participación, queremos una participación real de la ciudadanía, democracia real, una participación que pasa por comenzar a funcionar con presupuestos participativos o con una elección democrática de pedáneos en el municipio", explicó el candidato nacionalista, Antón Bao, quien anunció que dejará la Diputación de Lugo después de cuatro años como vicepresidente de ese organismo.

Bao compartirá mesa en las negociaciones con Xosé López Orozco. El alcalde en funciones, que también comparecía ante la prensa ayer, lo confirmó. "En algún momento de la negociación es posible que sí, posiblemente sea necesario fundamentalmente por la experiencia. No tengo ningún inconveniente en estar o no estar, estoy convencido de que en algún momento de la negociación creo que tengo que estar y estaré", explicó. Orozco tampoco disimuló su "satisfacción por esa apertura de conversaciones con el BNG". "Me gusta ser alcalde de Lugo, pero me gusta en la medida en que se puedan hacer cosas, tener un gobierno que pueda trabajar para la ciudad", apuntó.

Para el PP, al contrario, todo estaba "cocinado" antes incluso del 22 de mayo. "Están interpretando el guión de una obra de teatro que desgraciadamente para los lucenses se va a convertir en un drama y para ellos en comedia", ironizó el candidato popular, Jaime Castiñeira. Según él, "4.600 votos del BNG deciden el futuro de 97.000 habitantes de Lugo". "Lo que está claro es que Lugo apostó por un gobierno de ganadores, pero deciden un gobierno de perdedores", se lamentó Castiñera.