"Nuestra gran virtud es el carácter y el buen rollo"

A Fotis Katsikaris (Korydallos, Grecia; 1967) le tocó liderar la primera evolución del Bizkaia Bilbao Basket, en 2010, tras la salida de todo un icono del baloncesto vizcaíno, Txus Vidorreta, y la renovación de un equipo que en poco tiempo había devuelto este deporte a los focos, sorteando el monocultivo futbolístico. En su segunda temporada en el banquillo ha alcanzado la final de la Liga ACB, que disputa a partir de hoy (20.45, Teledeporte) contra el Regal Barcelona, un logro inesperado en un club que proyectaba ir dando pequeños pasos adelante año a año. Pero esta temporada, con el exentrenador del Valencia al mando, se han saltado el guion y la explosión en Vizcaya del baloncesto ha sido absoluta después de eliminar al conjunto valenciano en cuartos y al Real Madrid en semifinales.

"Tras eliminar al Madrid, los jugadores me dijeron: 'Fotis, no hemos acabado aquí"

"En el tiempo muerto todo el pabellón se pone en pie. No lo he visto ni en el Maccabi"

Pregunta. ¿Por qué David ganó a Goliat?

Respuesta. No soy nada diplomático en estos asuntos y digo sinceramente que ese triunfo es increíble. Se logró en primer lugar por el carácter, por compromiso del equipo. Aquí nadie estaba pensando en lo que podía pasarle en junio o en julio, sino en el compromiso con el equipo y en el sacrificio por lo colectivo. La mejor virtud de este equipo es la relación humana entre todos ellos. Los jugadores son los protagonistas, son muy fuertes físicamente y luchan codo con codo por un objetivo que al final han logrado. Pero también cuando hemos estado mal, como ha ocurrido en fases de la temporada, al día siguiente el equipo estaba puesto, reconocía sus errores y superaba sus problemas. Todo esto se vio, por ejemplo, frente al Fuenlabrada al final de la fase regular. Hemos demostrado la capacidad de reacción jugando con una pistola apuntando a la cabeza. El Valencia fue otro reto, un equipo con un gran baloncesto que, encima, nos ganó claramente en su cancha en la Liga. Nos rehicimos luchando.

P. Contra el Madrid el equipo aguantó los malos momentos. ¿Así se ganó la eliminatoria?

R. Hay veces que el rival te pasa por encima. Y eso sobre todo te puede ocurrir ante equipos como el Barça, el Madrid, el Panathinaikos... Puede ocurrir, pero el equipo fue encomiable: supo aguantar y apresurarse a defender para reaccionar después. Todos supieron que estábamos ante algo grande que no podíamos dejar pasar. Yo, en todo eso, solo soy el portavoz de un grupo magnífico.

P. Ahora le espera otra lucha más difícil, David contra Supergoliat, el Barcelona, y en la final...

R. El Barça es el favorito. Tiene más plantilla, más experiencia, más profundidad de banquillo... Pero en la cena posterior a la eliminación del Madrid, los jugadores me dijeron: "Fotis, no hemos acabado aquí, vamos a hacer lo mismo que hemos venido haciendo". Ese es nuestro reto, ser fuertes y rápidos.

P. Se dice que el Bizkaia Bilbao comparte con el Athletic no la filosofía de cantera, que quizás es mucho más difícil en este deporte, sino el espíritu de pertenencia.

R. Nuestra gran virtud, junto el carácter y el compromiso, es que hay un buen rollo que no hay en otros clubes. El club se creó con un mismo técnico muchos años. Hace poco se dio un paso adelante, no porque lo anterior no funcionara, sino para crecer un poco más. Yo soy muy exigente con todo el mundo, pero tengo muy claro que cuando llego a un club el primero que debe adaptarse soy yo al club y no al revés. Tengo mi filosofía, que debo transmitir a mis jugadores, pero también sé que llegó aquí, soy un extranjero con mi currículo. Y además también sé que no soy Obradovic.

P. Ahora está viviendo el momento más dulce posible, pero su llegada fue un tanto más problemática por la situación del club, que no era crítica, pero sí apurada. ¿Cómo lo vivió?

R. Era una situación complicada, con un equipo muy hundido. La única forma de salir era no cometer ningún error y plantearnos qué queríamos hacer, qué proyecto teníamos, qué baloncesto queríamos jugar. Y lo hemos conseguido. La gente que me ha llamado estos días ha sido para felicitarme no solo por haber ganado, sino por cómo hemos jugado.

P. Usted y sus jugadores han elogiado a la afición hasta agotar los adjetivos. ¿Para tanto es?

R. Se lo digo yo que vengo de un equipo como el AEK de Atenas, un equipo muy grande y con una afición por todos conocida. Lo digo de todo corazón, lo que he vivido aquí me ha sorprendido por su manera de ser. Hay un detalle que yo no he visto ni en la cancha del AEK ni en la de Maccabi. Todo el mundo se pone en pie en los tiempos muertos para animar al equipo. Es como si dijeran: "Yo soy Jackson, o Mumbrú o Blums". Recuerdo que en el último tiempo muerto, cuatro abajo y con cinco minutos por delante, Mumbrú por ejemplo no podía respirar y sin embargo pensaba: "Yo no puedo dejar pasar esta ocasión". Esa es la identidad que ha creado este equipo. Y es una identidad que vale igual para jugar ante el Panathinaikos o ante el Obradoiro. Desde luego con esta afición, necesariamente tiene que caer algún título.