En los cielos de Madrid ¿silencio?
El clásico hilo musical ha desaparecido de los ascensores de los rascacielos y se ha trasladado a peluquerías, hoteles y tiendas de ropa
Se tarda poco más de 20 segundos en subir 30 plantas. Menos que el ascensor de un edificio normal, pero no hay sensación de vértigo. Estamos en el hotel Eurostar, en la Torre SyV (Sacyr Vallehermoso), uno de los cuatro edificios más altos de Madrid, con 236 metros de altura. El ascensor que llega hasta la planta 31 es amplio, lujoso, con tonos oscuros pero cálidos. Ponemos la oreja. No se oye nada: silencio. Ni rastro del típico hilo musical. Lo mismo ocurre si damos la vuelta al edificio y entramos en PricewaterhouseCoopers (PwC), la prestigiosa auditoría y consultoría que ocupa de la planta 31 hasta la 58. Silencio. PwC acaba de llegar a la torre y la entrada está a medio montar. "Hoy es mi primer día", cuenta Julio, de 30 años, en una recepción todavía algo desolada. "Acabamos de llegar, no tengo ni centralita, así que de música... por ahora nada. Lo único, que te pitan los oídos cuando subes en el ascensor".
En algunos hoteles tienen a un 'dj' fijo en plantilla para la música ambiental
Algunos clientes músicos piden que se pinche su disco desde su llegada
Son las 13.20. Probemos las otras torres del Business Area, que han redecorado el cielo de Madrid. Al entrar en la Torre Cristal, propiedad de Mutua Madrileña y solo al 20% de su ocupación, y la Torre Espacio, propiedad del grupo Villar Mir, da la sensación de protagonizar una película apocalíptica. De esas en las que la humanidad casi ha desaparecido. Abajo, como los trabajadores de Gataca se ven chaquetas, corbatas y cigarrillos. Poca conversación. También silencio. "Solo se oye el viento algunos días", explica Zaida, de 31 años, en la recepción de la Torre Cristal.
Torres Puerta de Europa (KIO), igual. Torre Picasso, lo mismo. En sus ascensores no se escucha nada. ¿Será una leyenda urbana eso de la música en los ascensores? "En parte sí", responde Carlos Marina, director de marketing de On the Spot, empresa de Telefónica, que además de tener registrado la marca Hilo Musical, pone bandas sonoras a lugares tan diferentes como tiendas de ropa, centros de estética, la Feria del Libro de Madrid (a través de megafonía) o salas de Bingo. "El hilo musical surge con los primeros ascensores para atenuar la sensación de miedo", explica Marina.
Sí hay música, sin embargo, en las oficinas. "Pero a nivel particular", explica un empleado de Realia, a los pies de la torre KIO. "En mi oficina, por ejemplo, hay gente que pone música en sus ordenadores. Bajito, claro". ¿Por ejemplo? "Pues desde Shakira y Melendi a La Habitación Roja", precisa haciendo un poco de memoria.
La música ambiental o el hilo musical se ha trasladado a tiendas de ropa u hoteles. Como en el hotel Me Madrid, en la plaza de Santa Ana. Subir en uno de sus cuatro ascensores es una experiencia. El que lleva a la terraza es más oscuro. Parece una nave espacial. Un altavoz escupe R&B. El hotel tiene una política musical concreta para los ascensores y las diferentes estancias. Por la mañana, música más tranquila; por la tarde se reserva el R&B y por las noches, dance internacional. En la sala de máquinas, el sótano, se lanza la música. "Tenemos un dj fijo en plantilla", cuenta Lisa Dinh, directora de marketing del hotel. "No nos guiamos tanto por artistas como por latidos", continúa. "Aquí puede sonar desde un grupo de reggae hasta hip-hop, dependiendo de las horas del día". "Una curiosidad: por el hotel han pasado músicos tan ególatras, que han pedido que su disco suene desde el momento que se bajan del coche en el aparcamiento hasta su habitación". Por supuesto Lisa no puede dar nombres. "Lo que sí se puede contar es que si viene algún músico como cliente, investigamos y tratamos de pinchar la música que le ha influido a él en las zonas del hotel por las que sabemos que va a pasar".
"Nada es casual", explican en On the Spot. Para seleccionar la música de algunos comercios se hace un exhaustivo estudio de la clientela, el lugar y la hora. No suena lo mismo en una tienda en la calle Sierpes de Sevilla durante la Feria de Abril, que en una tienda en Beirut. Ahí, no puedes poner sevillanas". On the Spot trabajan con asesores musicales, licenciados en musicología, programación de radio y dj. "Si se quiere algo especial se contratan dj especialistas. Es más un trabajo de selección que de composición".
Hay dos tipos de clientes, dicen. Los que contratan un canal de música ya creado, como si fuese un menú del día y los que prefieren elegir a la carta, en función de las características de la marca que los contrata. Y suele haber una revisión constante. A veces inesperada. "Un cliente de habla inglesa nos pidió que sustituyésemos algunas canciones porque tenían un contenido, digamos, demasiado explícito", recuerda Carlos Marina.
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