Luis Enrique como síntoma
El fichaje del entrenador por el Roma y la cotización de su cantera confirma la buena salud de la cadena de producción del Barça, incapaz de absorber a sus mejores preparadores y jugadores
Luis Enrique entrenará al Roma. A falta de la firma del contrato, el asturiano, de 41 años, llegó ayer a un acuerdo verbal con el club italiano para las dos próximas temporadas y una tercera opcional, a razón de 1,5 millones de euros por año. La operación está avalada por Walter Sabatini, el nuevo director deportivo de la entidad presidida por el italo-estadounidense Thomas DiBenedetto, y cuenta con el visto bueno de Pep Guardiola, entrenador del Barcelona y jugador del Roma durante unos meses del ejercicio 2002- 2003, cuando se alineó cuatro partidos con el equipo de Fabio Capello.
Ambos técnicos han mantenido una trayectoria paralela después de que equipos como el Nàstic se plantearan en su día el fichaje de Luis Enrique como técnico y Guardiola de ayudante. Al final, Guardiola pasó a ser el entrenador del Barça B en el curso 2007-2008 y Luis Enrique le sustituyó al siguiente, cuando el catalán ascendió al primer equipo. El club italiano consultó con Guardiola y se decidió por el asturiano, entusiasmado con la oferta porque le evita enfrentarse con el Barça, lo que no habría pasado si hubiera aceptado alguna de las propuestas de equipos españoles, como la del Atlético.
El asturiano ha sido recomendado por Guardiola, que fue jugador romanista
Luis Enrique se llegó a plantear incluso un año sabático cuando anunció en marzo que su ciclo en el filial barcelonista concluiría en junio, después de tres años de dedicación. "La vida te ofrece más cosas que el fútbol", afirmó el asturiano, un experto en iron-man y maratones, un gran atleta.
La falta de estímulos propios de un filial, especialmente la imposibilidad de aspirar al ascenso, facilitaron la decisión de Luis Enrique, que se exigió conseguir la mejor clasificación del Barça B. Los azulgrana completaron ciertamente el mejor torneo de su historia con un tercer puesto en Segunda, circunstancia que avala la competitividad del técnico, un rasgo que contagió a su equipo.
Luis Enrique ha funcionado estupendamente como entrenador particular de un equipo difícil de gestionar, por las idas y venidas de jugadores, y también como miembro de la cadena de formación del club. El filial no ha dejado de suministrar futbolistas al plantel profesional y él jamás se quejó, aunque su propio conjunto se debilitara. Fue siempre respetuoso con las decisiones de Guardiola: "Como socio, quiero que esté aquí 10, 15, 20 años, o el tiempo que quiera, porque reúne cuantas cosas precisa un entrenador para llevar al Barça".
A pesar de que siempre fue respetuoso con el estilo del primer equipo, el Barça B ha tenido sus propias características, sobre todo en cuanto a la chispa y la vitalidad. Jugó partidos muy interesantes, especialmente frente a los rivales más cualificados de la categoría, y nunca dejó de formar jugadores. Algunos pasaron incluso al Camp Nou, como Fontàs, Thiago, Bartra, Sergio Roberto, Montoya o Dos Santos, mientras que los hubo que se incorporaron del juvenil: Sergio Gómez, Deulofeu o Espinosa. Ni siquiera la lesión del mediocentro Oriol Romeu limitó las aspiraciones de un equipo que ha marcado 85 goles, 32 del pichichi Jonathan Soriano.
Acabada la temporada, cinco jugadores son baja: Nolito, delantero con 13 goles, ha fichado por el Benfica, Víctor Vázquez se incorporará al Brujas y Benja, Edu Oriol y Abraham no renovarán sus contratos. La intención de la secretaria técnica, dirigida por Andoni Zubizarreta, es incorporar jugadores que puedan alternar sus actuaciones en el Miniestadi y el Camp Nou como Kiko Femenía (Hércules) o José Ángel (Sporting).
Busca el Barça futbolistas específicos, que le ayuden a mejorar su juego, laterales y extremos, mientras exporta centrales, centrocampistas y delanteros. El club azulgrana ha pasado a ser modelo y referencia, de manera que hoy no puede absorber a todos los futbolistas y técnicos que fabrica del mismo modo que no puede retener a todas sus figuras.
Al menos dos cadetes -Toral y Bellerín- han aceptado ofertas de clubes ingleses y hay distintos técnicos que han aceptado las de otros clubes, como Albert Benaiges, que entrenará en Dubái, o Àlex García. Ningún ejemplo mejor, que el de Luis Enrique: barcelonista confeso, técnico competitivo por excelencia y tan difícil de sustituir que el club todavía no ha anunciado el relevo. El reto está en no perder los valores que representaba el asturiano en la escala de formación.
El Roma apuesta por la fórmula Barça a partir de Luis Enrique y, seguramente, de Iván de la Peña, que podría ser su ayudante.
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