Y ahora, el despido, más fácil
Llevamos décadas con la misma cantilena de flexibilización del mercado laboral. Se han creado nuevos tipos de contrato, más baratos, con menos derechos, peores en general. Ello no ha hecho sino redundar en una mayor pérdida de empleo al llegar la más mínima dificultad para la empresa. Facilitar el despido produce como efecto principal... facilitar el despido. Con esto se provoca que al más mínimo atisbo de dificultad (solo prevista, no real) las empresas despidan a sus trabajadores. Al fin y al cabo no cuesta nada. Con el efecto multiplicador, estos parados (despedidos a menudo debido a una percepción de dificultad, no a un dificultad real o actual) producen un empeoramiento de la economía, que realimenta la creación de paro.
En los países de nuestro entorno (esos con los que les gusta compararnos a los políticos), aquellos que tienen un despido más complicado (no más caro, que es irrelevante, sino más difícil) son los que más empleo han mantenido. Aquellos países, especialmente el nuestro, de despido barato y fácil (gratis y sin esfuerzo: al ser buena parte de los trabajadores temporales, solo hay que esperar tres meses para que el trabajador desaparezca sin tener siquiera que hablar con él) han sufrido más duramente.
Solo hay que ver a Telefónica. "Necesitaba" despedir a 8.500 trabajadores. Un día después, al ver que tiene que pagar los despidos ya solo es "necesario" despedir de la empresa con beneficios a 6.500.
Olvidémonos de esas mentiras repetidas hasta la saciedad. Facilitar el despido no crea empleo, lo destruye.
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