Stoner marca el paso

El temor a arriesgarse demasiado y la electrónica ofrecieron una carrera tan insulsa para el espectador como tortuosa para el piloto. Buscar el límite propio y el de la moto con unas condiciones meteorológicas como las de ayer y un asfalto tan resbaladizo como el de Montmeló fue tarea imposible. Ello provocó que, por un lado, apenas se vieran adelantamientos -los iniciales de Stoner a Lorenzo y de Dovizioso a Rossi y los que propició Abraham- y que, por otro, los pilotos apenas se incordiaran entre ellos, tan difícil como les resultaba mejorar sus tiempos y recortar distancias.

Con las motos de dos tiempos era mucho más fácil recortar diferencias en la carrera, sobrepasar los límites y buscar ir cada vez un poco más allá. Las de cuatro tiempos, con la electrónica, ya le hacen a uno ir al límite. Y no se puede pretender ir más allá que la moto. Menos aún cuando al asfalto le falta agarre y está más bacheado que nunca, cuando apenas ha salido el sol en el fin de semana y la lluvia insistente en la madrugada ha empeorado más las condiciones. En este escenario venció Casey Stoner, que marcaba el paso, y siguió su estela el incansable Jorge Lorenzo.

Después de que Simoncelli lograra que se hablara de él, de su estilo, de su agresividad y de su atropellado discurso desde que el pasado 12 de mayo arrancara el Gran Premio de Francia -en el que tiró a Dani Pedrosa-, el italiano enmudeció en la pista llegado el día de la carrera. Y dejó el protagonismo a la Honda que todo lo puede, la de Stoner, y al campeón del mundo, Lorenzo, tan insistente como tenaz en su empeño por subirse al cajón, ya que lo de ganar se le antoja este año más complicado que nunca. Además, en el trazado catalán, le acompañó en la celebración su compañero, Ben Spies, cuyo primer podio del año certifica cómo la Yamaha va, aunque pasito a pasito, recortando distancias con la moto más poderosa de la parrilla.

La prueba arrancó con una salida calamitosa de Simoncelli -desde la pole por vez primera-. El italiano cayó a la sexta plaza tan pronto se apagó el semáforo y allí se quedó. Lorenzo, sin embargo, hizo una de sus mejores salidas. También Rossi firmó un arranque espectacular, aunque le sirvió de bien poco. Volvió a encontrarse con su compatriota Andrea Dovizioso y ambos pelearon un par de vueltas por la cuarta plaza, que se llevó la Honda.

Los primeros giros los protagonizaron a ritmo de vuelta rápida Stoner y Lorenzo, que se arrebataban constantemente el honor de encabezar la tabla de tiempos. Hasta que pasadas siete vueltas el mallorquín cedió más de un segundo. Solo volvió a apretar cuando desde el muro le marcaron que Spies se le acercaba peligrosamente. Lo mismo hizo Stoner cuando observó que Lorenzo le volvía a recortar espacio. O Rossi, cuando sintió el aliento de su amigo Simoncelli. Guardadas las distancias, no hubo más historia.

No hubo baile de fichas ni amago de que algo interesante podía ocurrir ni siquiera cuando empezaron a ondear las banderas blancas que permitían entrar en el pasillo de garajes para cambiar la moto calibrada para el asfalto seco por la de mojado, con neumáticos rayados. Las condiciones del asfalto no cambiaron tanto en las cuatro curvas contadas en que cayó algo de lluvia durante unas pocas vueltas. La victoria de Stoner, la tercera del año, le deja a siete puntos del líder de la general, Lorenzo, con una sola victoria, pero puntual a su cita con el podio, del que solo se bajó en Francia. El Mundial, de momento, es cosa de ellos dos.