Bélgica suscita dudas
La economía belga necesita recortar su deuda fiscal para devolver la confianza a los mercados
Bélgica comienza a tener problemas por su elevada deuda pública. La inestabilidad interna -sin Gobierno oficial desde junio de 2010- le impide realizar las reformas necesarias para su consolidación fiscal. Esto le ha pasado factura en los mercados internacionales elevando su prima de riesgo, reduciendo su clasificación crediticia y poniendo una interrogante sobre su verdadera capacidad para recortar el déficit fiscal por debajo del 3% para 2013, según lo acordado con la Comisión Europea.
Esta semana, Fitch ha despertado las alarmas al rebajar la clasificación de Bélgica desde estable hasta negativa. La agencia ha pedido al Ejecutivo abordar las reformas pendientes que apunten a reducir el déficit de algunas Administraciones públicas, a racionalizar el gasto de la Seguridad Social y a recaudar más impuestos mediante una reestructuración del sistema fiscal. Fitch -que se suma a Standard & Poor's, que rebajó la clasificación belga en diciembre- insiste en que el problema no es el déficit, sino las escasas medidas adoptadas para reducir la deuda.
La falta de Gobierno explica la ausencia de medidas para recortar la deuda
El efecto en los mercados no se ha hecho esperar, ya que las últimas subastas de deuda pública belga han alcanzado los 127 puntos básicos sobre el bono alemán, el interés más alto en cuatro meses, cerca del récord de 144 puntos alcanzado en enero pasado y lejos de la media de 90 puntos de los últimos 12 meses. De esta manera, Bélgica deberá pagar más al mercado en cada subasta por las deudas que contraiga, lo que ha despertado la preocupación de algunos analistas que temen que el pago de estos elevados intereses ponga en riesgo el objetivo de déficit fiscal en el mediano plazo.
La economía belga tiene una deuda pública equivalente al 96,8% del PIB, la tercera más elevada de la eurozona después de Grecia e Italia. Los datos de la OCDE indican que el déficit cerró en el 6% del PIB en 2009 y el 4,2% en 2010. Este mismo año el Ejecutivo espera reducir esos números rojos al 3,6%, aunque los expertos creen que esta cifra estará por encima de las previsiones oficiales. En cualquier caso, las dudas se ciernen sobre el próximo año, cuando el Ejecutivo provisional belga espera bajar del 3%, algo que, según los últimos datos, parece poco probable.
Bélgica no es Grecia ni Portugal, pero se encuadra junto a Italia en un grupo de países de riesgo moderado a los que se les pide reformas urgentes para no terminar a largo plazo en la necesidad de un rescate de la UE. El principal problema sigue siendo la clase política, que tiene serias dificultades en acordar un Gobierno definitivo antes de presentar los presupuestos para el próximo año. De momento, el país lleva 11 meses con un Ejecutivo provisional, con la inacción que eso significa, y nada parece indicar que se encuentre una solución rápida al conflicto a pesar de las demandas de los mercados y de su monarca.
Los datos del primer trimestre indican que el PIB ha crecido un 3% interanual, aunque es probable que el año se cierre en torno al 2% y que para el próximo curso se crezca hasta el 2,4%. Por ahora, solo tiran de la economía el comercio exterior -que el año pasado ha tenido un crecimiento de dos dígitos-, mientras que el consumo privado está estancado en un 1,6% de crecimiento anual. Esto último principalmente porque las cifras de paro no remontan, con un 8,3% en 2010 y perspectivas de reducirse hasta el 7,6% en 2011. -
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