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El BNG rechaza un nuevo bipartito en Vigo y deja solo a Caballero

La asamblea local nacionalista vota contra la coalición - Las direcciones de PSOE y Bloque acuerdan dar estabilidad a los alcaldes donde no haya alianzaLas rencillas del último mandato dificultan acuerdos para cerrar el paso al PP

La asamblea local del BNG de Vigo acordó anoche no reeditar el pacto de gobierno que mantuvo con el PSdeG en la primera ciudad de Galicia en los últimos cuatro años. Los nacionalistas permitirán con sus votos la reelección del actual alcalde, el socialista Abel Caballero, pero se mantendrán al margen del Ejecutivo local. En una asamblea que duró más de tres horas, con un intenso debate, la militancia votó abrumadoramente contra el pacto: 180 votos en contra, 30 a favor y tres abstenciones.

Al tiempo que en Vigo el Bloque rechazaba el bipartito, las direcciones de socialistas y nacionalistas avanzaron ayer en las condiciones en las que se producirá el pacto para prestarse apoyo mutuo en los ayuntamientos donde puedan impedir que gobierne el PP. No habrá un acuerdo global para formar bipartitos como en 2007, pero al compromiso de hacer posibles las investiduras de alcaldes de PSdeG o BNG añadieron un nuevo factor: el de "favorecer la gobernabilidad", en palabras del líder del BNG, Guillerme Vázquez. El Bloque se acerca así a la pretensión de los socialistas de que, allí donde la coalición no sea posible, se garantice la estabilidad de los gobiernos en minoría.

Delegaciones de las dos fuerzas políticas, encabezadas por el secretario de Organización socialista, Pablo García, y por el miembro de la Executiva del BNG Francisco García se reunieron ayer en Santiago para estudiar cómo se concreta ese acuerdo. El Bloque mantiene que los consellos locales decidirán si entran o no en los gobiernos, aunque acepta que, si optan por quedarse fuera, favorezcan la estabilidad a través de un acuerdo global y recíproco. Las negociaciones continuarán el lunes.La intención de los socialistas es extender los Gobiernos de coalición a los 35 ayuntamientos donde es posible, de los que 21 estarían gobiernados por un alcalde del PSdeG. Sin embargo, ambas formaciones son conscientes de que las rencillas acumuladas durante los últimos cuatro años ponen en peligro el pacto en un grupo de ayuntamientos, principalmente aquellos en los que se rompieron los bipartitos. La intención expresada por el PSdeG, y aceptada de momento por el Bloque, es que, en esos casos, el apoyo mutuo no se limite a la investidura y contemple un compromiso de estabilidad, que pasaría por garantizar como mínimo los presupuestos.

Los municipios en los que se puede frustrar la formación de bipartitos son Noia y Fene en la provincia de A Coruña, Cuntis y Vilaboa en la de Pontevedra y la capital ourensana. En este caso, de consumarse la amenaza de los nacionalistas de votarse a sí mismos, lo que entregaría la alcaldía al PP, supondría un claro desafío al Consello Nacional del BNG. La decisión final se adoptará en una asamblea local el próximo sábado, pero los socialistas dan por descontado que finalmente habrá acuerdo para permitir al menos la investidura de Francisco Rodríguez, al margen de que después entre o no el BNG en el Gobierno local.

Los llamamientos a la disciplina interna se han reiterado en las últimas horas desde los órganos de dirección del PSdeG y del Bloque con el objetivo de extender el acuerdo de investidura hasta el último de los 35 ayuntamientos donde es posible. Las dificultades son menores que hace cuatro años por una simple razón aritmética: entonces fueron 70 los ayuntamientos donde el pacto era posible, a los que había que sumar 25 en los que participaban terceras fuerzas. Claro que en 2007 aún no se habían producido crisis de gobierno municipales como las que ahora entorpecen los pactos.

Solo la provincia de Lugo está a salvo de sorpresas. En Ourense, de peligrar alguna investidura, sería la de Rodríguez en la capital. En Pontevedra aparecen antiguas discordias. Es el caso de Cuntis, donde los socialistas expulsaron al BNG del Gobierno local. Ahora se ha dado un empate a cuatro concejales, con más votos para el PSdeG, frente a los cinco del PP. Las difíciles relaciones personales también dificultan la investidura de un alcalde socialista en Vilaboa, donde el PSdeG sumó un edil más que el Bloque.

En la provincia de A Coruña, los socialistas tienen problemas para conservar Fene y Noia, también por las malas relaciones entre los ediles de ambas formaciones, informa Paola Obelleiro. En ambos casos, los ahora alcaldes en funciones rompieron hace más de un año la coalición de gobierno que tenían con los concejales del BNG y terminaron el mandato en minoría. Reeditar un acuerdo no va ser fácil en ambas localidades, en las que el PP consiguió ser la fuerza más votada y el PSOE, pese a estar en la Alcaldía, perdió votos y representación municipal.

En Fene, los socialistas, encabezados por el regidor en funciones Iván Puentes, y los nacionalistas están empatados en cinco ediles cada uno. Las negociaciones se anuncian tensas. Mientras, en Noia, donde hay cuatro formaciones representadas en el Ayuntamiento, un pacto del PP con dos exediles populares le daría la mayoría. El alcalde en funciones, el socialista Rafael García Guerrero, deberá negociar con su exsocios nacionalistas, lo que no resulta fácil por las fricciones acumuladas, así como con los independientes para alcanzar un pacto a tres bandas. En Malpica, los socialistas tampoco lo tienen fácil para alcanzar un gobierno tripartito a fin de retener la alcaldía. BNG e independientes ponen como condición la dimisión del actual regidor en funciones, el socialista José Ramón Varela Rey.

El líder del BNG, Guillerme Vázquez (a la derecha), acudió ayer de incógnito a visitar a los acampados del movimiento del 15-M en la Praza do Obradoiro. Vázquez no quería dar publicidad a su reunión, pero fue sorprendido por algunos reporteros gráficos.

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