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Denuncia el traslado forzoso de su hija discapacitada

La chica debe pasar de un centro de A Coruña a otro de Ferrol

"Como si tengo que acampar una o dos semanas delante del colegio". Josefa Giráldez Groba manifestó así ayer su frontal oposición a que Amaranta, su hija discapacitada, no pueda volver a ser interna del Centro de Asistencia y Educación Especial Santiago Apóstol de A Coruña, tal y como le comunicó la dirección del colegio la pasada semana. Como se suele decir, no es nada personal: la Consellería de Traballo e Benestar ha anunciado reiteradamente, con la no menos reiterada oposición de los trabajadores, que el próximo curso el Santiago Apóstol será un centro para discapacitados intelectuales gravemente afectados, con una dependencia superior al 75%. La de Amaranta, de 19 años, está valorada en un 65%. En la misma situación, según la madre, "hay 10 o 12 familias más". "Pero yo soy la única que se hizo valiente y decidí dar la cara", relata.

Amaranta sufre el síndrome de Smith-Magenis (SMS), un desorden genético y clínico, con unas características específicas físicas, del comportamiento y del desarrollo. Una enfermedad de reciente diagnóstico y considerada rara -en Galicia, media docena de casos- que conlleva trastornos de la conducta, desde los hábitos de sueño hasta de alimentación, y, sobre todo, con crisis de agresividad. El pasado fin de semana, por ejemplo, Amaranta le propinó a su madre un puñetazo en la nariz, la empujó contra una pared y la mordió en la espalda. "Yo no puedo con ella, pesa 70 kilos y yo 49, y casi tampoco su padre", dice Josefa. Al no estar interna (salvo fines de semana y vacaciones), la familia de la chica, que vive en Ponteareas, tendrá que llevarla y recogerla todos los días. "Por un hijo se hace lo que sea, pero tenerla todos los días en casa es imposible. Tuvimos que poner una cerradura en la cocina para que cuando se levanta por las noches no le dé por comer, con el peligro de que se atragante", se lamenta la madre.

"Esa persona no se tendrá que ir para casa, la plaza la tiene garantizada. Pero al cambiar la orientación del centro y los criterios de ingreso, con el fin de especializar la atención, no cumple los requisitos, porque no está gravemente afectada y tiene cierta autonomía. Hay varios centros alternativos de la zona en los que se podría ingresar a esta usuaria", aseguran en la Consellería. En efecto, la alternativa que en el propio centro le han dado a la familia es llevarla al Terra de Ferrol.

"Yo no quiero cambiarla a Ferrol. En primer lugar, porque ya lleva cuatro años en el Santiago Apóstol, los cuidadores ya la conocen y ella a ellos

[los afectados de SMS son especialmente sensibles a las alteraciones de la rutina], y, además, cuando cumpla 21 años, la pasarían al centro Souto de Leixa, que es privado, y yo ya tengo suficientes malas experiencias de los centros concertados", dice Josefa.

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