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Reportaje:BATACAZO ELECTORAL

Efecto ERE en el PSOE

La pérdida de 2.262 concejales, 55 escaños autonómicos, diputaciones provinciales, altos cargos y empresas públicas suponen un dramático agujero para la estructura del partido

Luis Gómez

Todavía no se ha producido un recuento de víctimas en el PSOE. Se cuentan por miles. Un dirigente regional del partido, que no autoriza que se divulgue su nombre y procedencia geográfica, hace la siguiente descripción sobre las consecuencias de lo sucedido en las elecciones del 22 de mayo: "Esto es como el Titanic: hay mil personas a bordo y solo hay balsas para cien. Solo se salvarán los que estén a muerte conmigo". Una amplia bolsa de militantes socialistas perderá su cargo público y otra, difícil de cuantificar en estos momentos, su empleo. Las consecuencias son evidentes: el PSOE pierde poder político y pierde estructura. Es algo parecido al efecto de un ERE dentro del partido.

"Esto es como el 'Titanic'. Hay mil personas a bordo y balsas para cien. Solo se salvarán los que estén a muerte conmigo"

Algunas cifras salen a la luz una vez concluido el recuento electoral: el PSOE habrá perdido 2.262 concejales y 55 diputados autonómicos. Simplemente con examinar las 52 capitales de provincia, podrá tenerse una idea del batacazo: en 2007, el PSOE logró gobernar mediante pactos en 23 alcaldías, el mismo número que alcanzó el PP, aunque este partido lo hizo merced a sus mayorías absolutas. Pues bien, de estas 23 alcaldías, solo va a poder mantener 3 por mayoría absoluta (Cuenca, Soria y Lleida) y 4 o 5 en coalición. Perder una alcaldía significa algo más que decirle adiós a un alcalde: en numerosos municipios significa una reducción drástica de concejales liberados (con sueldo) más asesores y personal contratado. Similares cuentas se pueden hacer por cada diputado autonómico.

A esta cifra hay que añadir la pérdida de diputados autonómicos (por ejemplo, 9 solo en Castilla-La Mancha, la comunidad encabezada hasta ahora por José María Barreda), presidencias de diputación (una sangría en Andalucía y Barcelona), presidencias comarcales o de órganos territoriales. Luego está la sangría tras la pérdida del poder en aquellas autonomías donde debe desalojar la presidencia (caso de Castilla-La Mancha, Asturias y Cantabria), que se traduce en un amplio número de consejeros, viceconsejeros, directores generales, asesores y gestores de empresas públicas que pierden el cargo y habrá que ver si su empleo.

"El PSOE ha sido un partido de extracción municipal desde su fundación", dice un veterano senador socialista que no autoriza la divulgación de su nombre si se pretende que diga lo que verdaderamente piensa. "Hay que recordar que Pablo Iglesias fue concejal. Nuestra base militante, de trabajo y económica nace en los Ayuntamientos. Como diría un miembro del partido: 'Por los Gobiernos pasamos, en los Ayuntamientos, somos'. Evidentemente", añade bajo el manto del anonimato, "perdemos estructura y perdemos capacidad de militancia, porque el liberado suele ser un activista político que trabaja por la mañana en el Ayuntamiento y va por la tarde a la agrupación. Podemos calcular que en un Ayuntamiento de cierto peso, ese número de militantes puede ser de 40. Los liberados forman parte de nuestra red y esa red se ha debilitado".

Los efectos de una derrota electoral de tal calibre son importantes a la vista de las conclusiones de un estudio de varios profesores de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona, encabezados por Montserrat Baras. Hicieron un estudio demográfico de los delegados de los partidos políticos en sus congresos a través de encuestas. En el socialista (en este caso PSC), algunas conclusiones eran llamativas: el 72% de sus delegados tienen estudios universitarios; el 70%, edades comprendidas entre los 35 y los 64 años; el 83,8% tienen trabajo, y un 61,3% de esos delegados que tienen empleo lo desarrollan en el sector público, una diferencia muy marcada respecto del Partido Popular, donde solo el 39,2% de sus delegados en congresos trabajan en el sector público. Para remate, el estudio señala que un 23,2% de los delegados socialistas son alcaldes o consejeros.

"Es muy complicado saber el número de personas que trabajan para los partidos políticos y cobran sueldos de la Administración. No lo sabe siquiera el Estado", advierte Manuel Villoria, catedrático de Ciencias Políticas de la Juan Carlos I. "¿Dónde está una mayoría? Posiblemente, en la bolsa de empleo que se ha generado a partir de las cerca de 21.000 empresas públicas que suman todas las Administraciones. ¿Cuánta gente está por criterios políticos? ¿Qué tipo de protección se ha generado? La clave está en los Gobiernos regionales. En el caso del PSOE puede haber varios miles de puestos perdidos. Es un drama para el partido, aunque mi opinión no es negativa. Hemos abusado de los profesionales de la política. El partido tendrá necesidad de abrirse a la sociedad, de darle voz a los voluntarios".

Luis Fil Pastor ha sido alcalde de la localidad alicantina de Beniarbeig (1.900 habitantes) durante 20 años. Su vida cambiará radicalmente dentro de unos días. Dejará de ser alcalde por 59 votos, pero no tiene miedo al futuro. "Me jubilo mañana", dice. Cumple 65 años y ha trabajado toda su vida en la construcción. Dentro de la misma provincia, algo parecido le sucederá a Ramón Salvador, en Camps de Mirra, alcalde desde 1991. Perdió por 7 votos de diferencia. Recibía como alcalde una gratificación de 500 euros mensales. "Me da pena, pero me voy a quitar algunos dolores de cabeza". Ambos tienen serias dudas sobre si seguirán vinculados a la política.

"Lo que ha sucedido ahora no lo consideraría un tsunami, en todo caso una vuelta de tuerca de una situación anunciada en las elecciones de 2007 cuando el PSOE alcanzó muchas alcaldías y diputaciones en situación precaria", dice Guillermo Márquez, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela, opinión en la que coincide su colega y también catedrático Ramón Bouzas. "De los estudios que se han hecho sobre las élites políticas, lo más llamativo ha sido el tema autonómico. Cada vez más funcionarios alcanzaban posiciones de élite en el partido. Evidentemente, su cargo y su salario eran un canal motivador y ello contribuía a reforzar una vieja guardia que impide la entrada de savia nueva. Se ha ido produciendo una institucionalización de las élites y llega un momento en el que los relevos se efectúan entre las mismas familias políticas. Uno de los aspectos llamativos de la evolución de la democracia española es la del joven nacido en el partido que se profesionaliza". "Un caso claro es el propio Zapatero", añade Villoria. El historial laboral de Zapatero apenas registra empleo fuera de la política.

"Los grandes partidos han campado por sus respetos a la hora de colonizar la Administración", añade Francisco Luengo, director del Instituto de Gobernanza de Esade, "lo cual abre el debate sobre el grado de profesionalización de la política. En el otro extremo de este debate está el empleo público que los políticos dan a funciones operativas, que es el germen del clientelismo político más acentuado. Salvo en algunos aspectos de la Administración del Estado, no tenemos una dirección pública profesional. No se ha definido el segmento directivo. Así cuando entra un nuevo partido son incapaces de contar con los de antes. Los cambios políticos no pueden terminar afectando al gerente de un hospital".

Algunos altos cargos del partido cuya opinión ha sido solicitada para este reportaje han eludido la entrevista. No es un asunto de su agrado "en este momento". Un alcalde de una localidad manchega de cierta importancia pide el anonimato al final de la entrevista. Tiene 44 años y más de quince de experiencia como alcalde. Reconoce que ha vivido de la política durante casi toda su vida laboral. Ahora está pendiente de las últimas decisiones del partido respecto de si podrá acceder a un puesto como diputado provincial. Si no es así, tendrá que buscarse un empleo. "Creo en mis posibilidades", dice bajando el tono de su voz. No puede asegurar si seguirá trabajando para el partido como hasta ahora. -

Jordi Hereu, alcalde saliente de Barcelona, y José Montilla, expresidente de la Generalitat, durante la noche electoral del pasado 22 de mayo.
Jordi Hereu, alcalde saliente de Barcelona, y José Montilla, expresidente de la Generalitat, durante la noche electoral del pasado 22 de mayo.MARTA PÉREZ

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