Llull marca diferencias
El Madrid, con el menorquín en su mejor versión, cobra ventaja sobre un Bilbao timorato
Con una faena aseada y Llull en su mejor versión de la temporada, el Madrid tomó ventaja sin pasar más apuros de los necesarios. Siempre apoyado en una efectiva defensa, en la que colaboró cierta precipitación en las acciones del Bilbao, lideró el debate en la mayor parte de su desarrollo tanto en el marcador como en el dominio del juego. Y las pocas veces que se atrancó llegó Llull con su inagotable energía para sacarle del atolladero, bien secundado por Tomic, imparable cuando recibía el balón en buenas condiciones cerca del aro, y por los chispazos de Tucker, que, cuando pilla racha, hace mucho daño. Sin ser mucho, resultó demasiado para un equipo bilbaíno demasiado timorato, en el que tuvo mayor influencia la sección anárquica representada por Jackson o Vasileiadis que formas más sensatas de jugar representadas por Mumbrú o Banic.
REAL MADRID 78 - BIZKAIA BILBAO 67
Real Madrid: Prigioni (4), Llull (20), Suárez (8), Reyes (5) y Tomic (15) -quinteto inicial-; Rodríguez (6), Tucker (11), Mirotic (5), Fischer (4) y Velickovic (-).
Bizkaia Bilbao: Jackson (6), Warren (2), Mumbrú (9), Banic (18) y Mavroeidis (10) -quinteto inicial-; Fisher (2), Hervelle (2), Vasileiadis (16) y Blums (2).
Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Antonio Conde y Lluís Guirao. Sin eliminados.
7.988 espectadores, más de tres cuartos de entrada, en la Caja Mágica.
4º CUARTO 22-19
3º CUARTO 19-19
2º CUARTO 19-14
1º CUARTO 18-15
Como estaba anunciado, ambos equipos propusieron un encuentro muy físico, sobre todo en lo que se refiere a la defensa de sus intereses más que en atacar los ajenos. Los intentos de circulación no ya del balón, sino de los jugadores, eran constantemente dificultados por pantallas humanas, convirtiendo las zonas en lo más parecido a una pista de autos de choque. En el límite de lo permisible y a veces superándolo, hacía falta fuerza y talento para poder sumar.
Con poco espacio y menos tiempo para resolver, los errores superaban a los aciertos, aunque, pasados los minutos de tanteo, el Madrid encontró a Tomic y Llull estiró las piernas para tomar la primera ventaja significativa al final del segundo cuarto (37-29). La zona dispuesta por el Bilbao no había resuelto ni los problemas interiores ni evitó los exteriores y poco después el Madrid dispuso de la primera oportunidad para romper el partido después de dos triples de Tucker y Llull (55-43, a dos minutos del final del tercer cuarto). Pero no es amigo el Madrid de dar carpetazo a la primera y parece que su entrenador tampoco, pues sentó a Llull.
El cuadro bilbaíno decidió buscar algo más el juego asociativo que la solución individual y varios dos contra dos le volvieron a poner en el partido (61-59, a seis minutos del final). Fue un espejismo que aclararon otra vez Tucker y Llull. Sin grandes estridencias, salvo las explosiones del menorquín, el partido se fue apagando. No era el día para una sorpresa. Y menos con un jugador volcán como Llull en erupción.
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