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Entrevista:valter hugo mãe | NARRATIVA Y POESÍA

"Me interesa la dimensión ética de la literatura"

Sergio C. Fanjul

Trabaja en varios frentes: su narrativa refleja las vidas minúsculas de la gente que no importa, los invisibles, y la realidad colectiva de su país, Portugal, mientras que en poesía se vuelve hacia dentro, la intimidad abordada con sinceridad extrema y una curiosa mezcla de procacidad e inocencia. valter hugo mãe (Saurimo, Angola, 1971), premio José Saramago en 2007, es uno de los autores más potentes de la escena literaria lusa actual. Como buena muestra de su actividad se han publicado recientemente en España la novela el apocalipsis de los trabajadores (Alpha Decay) y la recopilación de sus últimos cuatro volúmenes poéticos folclore íntimo (Vaso Roto). Así, en minúsculas, porque la primera sorpresa al abrir un libro de mãe (solo la primera) es que escribe sin mayúsculas ni casi espacio entre los párrafos. "Intento que el discurso de los textos se aproxime a la manera en que hablamos y pensamos. Quiero, aunque resulte una utopía, que las palabras tengan una democracia interna, una igualdad formal y que sea el lector el que escoja lo que le importa. Como digo, es una sugerencia, no una conquista absoluta", explica el autor. En el apocalipsis de los trabajadores relata la vida cotidiana de unos personajes apartados, empleadas del hogar y trabajadores inmigrantes ucranios. "Es una respuesta a lo que ha ocurrido en los últimos diez años en Portugal. Pasó de ser un país que enviaba trabajadores al extranjero a recibirlos. Pero nosotros somos un país de hacer extranjeros, hay un millón de emigrantes en París, otro en São Paulo, muchos por todo el mundo, un tercio de la población está fuera. Y aun así recibimos muy mal a 50.000 trabajadores ucranios. Hubo xenofobia, miedo a que nos quitasen el empleo. Como no entendíamos su idioma, pensamos que debían decir cosas muy malas", explica mãe.

"Tengo una opinión muy dura sobre los portugueses, porque quiero que seamos un mejor país con mejores ciudadanos"

"Un día", continúa, "estaba en un café y entró un ucranio. Una chica empezó a decir que odiaba a los ucranios y a los brasileños. Yo le dije: 'Debes acostarte muy cansada por la noche para odiar a tanta gente, son millones, debes de necesitar mucha energía'. Ver a una chica de mi edad, o más joven, que catalogaba las cosas de una manera tan simple, me impresionó. El ucranio resultó ser un médico que trabajaba en la construcción como albañil. Esta novela habla de cómo no logramos aprender nada, vivimos con el dinero de nuestra emigración, pero no entendemos nada". En efecto, ahora se han cambiado las tornas. "La nueva generación sale con títulos universitarios y muy frustrados, porque sus padres han invertido y trabajado mucho para licenciar a sus hijos. Aun así no pueden irse de casa y muchísima gente se va al extranjero. ¿Cómo nos van a recibir ahora los brasileños cuando en Portugal en los últimos años hemos identificado la palabra brasileña con la palabra puta?", se pregunta. "Tengo una opinión muy dura sobre los portugueses, porque quiero que seamos mejores, un mejor país con mejores ciudadanos". la máquina de hacer españoles, la última novela de mãe, se publicará en 2012 en España por Alfaguara. "Existe una duda en nuestra identidad nacional, la duda de si no estaríamos mejor siendo españoles. Nadie quiere ser español, el amor a Portugal es muy grande, pero este lamento es una característica. Los brasileños están emancipados, pero nosotros todavía tenemos madre y padre, después de 800 años de independencia seguimos con dudas de si debemos volver a casa". Las novelas de mãe, que forman una suerte de tetralogía (las dos citadas junto con o nosso reino y o remorso de baltazar serapião), muestran, pues, una honda preocupación por la situación de la sociedad portuguesa. "Todos mis libros tratan sobre cuestiones colectivas con las que, a lo mejor, en otros países se pueden identificar. Cada vez me interesa más la dimensión ética de la literatura, no quiero escribir para el entretenimiento, que la gente lea para pasar el tiempo. Pasar el tiempo es algo que me da miedo, no quiero que pase, y si tiene que pasar que me cambie y me mejore. Esta dimensión casi útil de la literatura me interesa muchísimo. No propagandista o panfletaria ni partidaria, pero política (en el sentido de la polis). No quiero escribir sobre mi vida".

En poesía, en cambio, mãe sí que hace un acercamiento frontal a su experiencia personal. Sus versos, que conjugan cierta ingenuidad con lo terrible, la ironía con lo erótico (o casi pornográfico), suenan al discurso sucio de un niño hablando de sexo y muerte. "Mi poesía es más personal, intento que sea honesta y sincera, algo con lo que la gente se pueda identificar. Transformo todo en literatura para así atrapar los momentos felices, que tocan en la tristeza pero pueden cambiar la tristeza en otra cosa. folclore íntimo es una antología muy grande, contiene los libros fundamentales, con los que me identifico más, los más neuróticos, psicóticos, suicidas". Aun así, en su poesía, que siempre se alinea con el margen exterior de la página ("para sacar el texto del pozo y traerlo a la luz") se hace patente cierta desesperanza: "La supervivencia para mí es sorprendente. Me siento tan frágil que a lo mejor debería haber muerto en la infancia, como pasa en los poemas".

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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