Egipto y el alzamiento anunciado
La noche del estreno de Microphone en los cines egipcios, el pasado 25 de enero, su director, Ahmad Abdalla, prefería manifestarse en El Cairo contra el régimen de Hosni Mubarack. Ni siquiera fue a la proyección. Dos días después veía cómo todos los cines del país se cerraban por el miedo a una ola de atentados. Su cinta, un retrato de la escena artística underground de Alejandría, había logrado el hito de alcanzar 30 salas para desvanecerse de la cartelera debido al polvorín insurgente.
No le apena en absoluto. Hoy mismo, cuatro meses después, vuelve a echarse a las calles para protestar contra la gestión del régimen militar temporal. "Muchas de sus actitudes no concuerdan con las demandas de la revolución del pueblo", cuenta vía Skype desde El Cairo. "En este tiempo, más de siete mil personas han sido sometidas a juicios militares y encarceladas a los dos días sin la presencia siquiera de un abogado. No es este el Estado de libertad por el que tanta gente ha muerto y luchado. Si Mubarack estuviera en una celda en lugar de en un hospital, se apaciguarían mucho los ánimos". Abdalla muestra su interés por lo que fuera de nuestras fronteras se conoce como "Spanish revolution", los asentamientos de ciudadanos españoles que no se sienten representados por su clase política. "El pasado fin de semana hubo una sentada frente a la embajada española de El Cairo. Los egipcios ahora tratamos de apoyar cualquier protesta antirrégimen en el mundo", asegura.
"Un tipo normal con una guitarra poniendo melo-día a las protestas: esa es la voz de una revolución"
Los 18 días que duró la concentración en la plaza de la Liberación de la capital egipcia, la tienda de campaña de Ahmad Abdalla y sus amigos cineastas se convirtió en el máximo catalizador de imágenes de todo lo allí acontecido. "Lo bautizamos como Media Camp [campamento de medios]. Animábamos a la gente a que nos trajera sus vídeos y fotos, y después los poníamos a disposición de televisiones internacionales. En esos primeros días en que el Gobierno cortó la conexión a Internet, nos convertimos en una ventana al mundo". Hoy todos esos archivos están disponibles en www.thawramedia.com, una web generada bajo la licencia Creative Commons para que cualquiera pueda utilizarlos libremente. "Está hecha por la gente y para la gente", especifica.
De igual manera que la revolución tunecina encontró en las denuncias del rapero El Général inspiración para el levantamiento, un cantautor llamado Ramy puso la banda sonora a las protestas de la plaza de Tahrir. "Un tipo normal que simplemente tenía una guitarra y la usó para poner melodías a los cantos profesados por los allí concentrados. Para mí, esa es la voz de una revolución".
La película 18 days, presentada con buenas críticas la semana pasada en Cannes, recoge cortos de 10 cineastas basados en aquellas jornadas de tensión. El de Abdalla
muestra cómo un hombre apenas se atreve a pisar la calle y sigue las revueltas por Internet. "Ha habido más mujeres valientes que hombres. Muchos grupos activistas están compuestos o liderados por ellas", asegura el director. Admite el papel insustituible de las redes sociales, pero no acaba de comprender el crédito atribuido a Wael Ghonim, que encabeza la lista de las 100 personas más influyentes del mundo en 2011 según la revista Time. El exejecutivo de Google egipcio abrió junto a dos amigos el perfil de Facebook We are all Khaled Said (Todos somos Khaled Said, en referencia al bloguero asesinado tras denunciar la corrupción policial en junio de 2010), que prendió la mecha de la
desobediencia cívica. "Ghonim es un símbolo de la revolución a nivel internacional,
pero no aquí, en Egipto. Estuvo encarcelado 20 días y no salió hasta que Mubarack había renunciado a su cargo. Su contri-
bución es indudable, pero la génesis de este
movimiento se debe a muchas personas"
Khaled Said murió en Alejandría mientras Abdalla rodaba Microphone, la cinta que se ha convertido en el más fiel testimonio de esa escena juvenil contestataria de la ciudad que alberga el principal puerto de Egipto. El muro que da al mar está poblado de pintadas que reproducen frases del Corán o las sabias palabras del profeta Mahoma. "Un enorme bloque desde donde los islamistas radicales difunden sus ideas conservadoras", en palabras del realizador. "Un día, dando un paseo, descubrí unos grafitis diferentes, completamente irreverentes. Y no paré hasta dar con su autor". Resultó ser una adolescente de 19 años, Aya, que había transformado la tienda de su abuelo en taller artístico.
Con el propósito de realizar un documental, comenzó a filmar su mundo. Dio con una banda de chicas que practicaban heavy metal, un grupo de hip-hop, una banda de folk que actuaba en tejados... Y acabó por trazar una ficción en la que todos se interpretan a sí mismos. Todo rodado con cámaras réflex digitales. "Es la primera película hecha íntegramente con la Canon 7D", presume su autor. Como también es la primera vez que vemos a la comunidad skater en pantalla. "Hay más de 5.000 en el país. De hecho, son muy activos en Internet. En la web Skateimpact.com comparten desde experiencias hasta qué lugares son mejores para patinar. Decidí incluirlos porque simbolizan a la perfección un lenguaje y estilo de vida muy concreto. En última instancia, esta película no va de cine alternativo, música underground o grafiti, sino de animar a que cada uno viva a su manera".
Microphone se exhibirá en el Festival de Granada Cines del Sur (del 4 al 10 de junio) y en el Festival de Cine Africano de Tarifa (11 al 19 de junio).
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