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Reportaje:

"Tengo fe ciega en la multiculturalidad"

Revólver presenta 'Argán', su disco más híbrido, en Alicante y Valencia

Cuenta Carlos Goñi que recuerda el momento en el que comenzó a tocar el mandolute (instrumento norteafricano similar a una mandolina) como algo mágico. No es de extrañar, porque Argán (Warner) es un trabajo audaz y arriesgado, grabado en Marrakech e impregnado hasta el tuétano de algo más que efluvios norteafricanos. Hoy lo presenta en el teatro Principal de Alicante y mañana en el de Valencia.

Su interés por las sonoridades magrebíes viene de lejos, concretamente desde "hace como 10 años". "Hace cuatro empecé a viajar y poner un pie allí me atrapó, por la gente y algo más, que no sé lo que es", asegura. Y es que Marrakech le sedujo: "Como son las ciudades las que te eligen a ti, tenía claro que iba a grabar allí, aunque me lo planteé como un proyecto a largo plazo".

El cantante ha mezclado escalas magrebíes con un 'slide' tejano

Curiosamente, Goñi niega que la ambición del proyecto haya supuesto una mayor dificultad: "Es con el que menos he sufrido de toda mi vida, porque el propio trabajo me daba sorpresas. Ha sido el más emocionante que he grabado, el que más me ha aportado en mi vida". Consultado acerca de si había barajado algún referente previo, cuenta que cuando empezó a escribir para el álbum con Luis Delgado, "quien además sabe muchísimo de música andalusí", le dijo: "Carlos, te vas a meter en un territorio muy poco transitado. Porque referencias de hip hop, de flamenco -por supuesto-, algo de pop, las hay, pero lo que es de rock no". Así que la única referencia que manejaba es el Kashmir, de Led Zeppelin, y alguno en solitario de Robert Plant.

Y es que si algo tenía claro es que no quería quedarse en un trip meramente epidérmico: "No se trataba de hacer un disco de rock con influencias árabes, sino de mezclar las escalas magrebíes con un slide tremendamente tejano". ¿Nos puede llevar eso a concluir que lo plasmado en Argán tiene poco que ver con el mero colonialismo musical exhibido por otros músicos occidentales? "El no haberlo hecho así tampoco lo hubiera llamado colonialismo musical, pero sí quedarme en agua de borrajas", puntualiza. "Creo a fe ciega en la multiculturalidad, y los giros de la voz no podían ser los occidentales más habituales. Pero hasta que no descubrí que había unas notas de la escala del blues que se correspondían con una cuantas de la escala magrebí, no vi la luz claramente".

El resultado es un disco que podría chirriar ante sus fans más acérrimos. "Jamás me he dejado llevar por el público a la hora de hacer un disco, porque me parecería poco honrado. Parte de mi público se ha podido ofender por esto, seguramente porque lo haya explicado mal o no lo hayan entendido", justifica. En todo caso, la acogida ha sido "mejor de lo que esperaba", ya que una de las cosas más importantes era "que las guitarras de Revólver no fueran en detrimento del componente magrebí, y la alquimia para mezclarlo".

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Otro factor para la cuadratura de su particular círculo: la banda que le acompaña. Goñi afirma que ha tardado 30 años en encontrar a la banda de su vida, y la está disfrutando como nunca antes. "En el concierto de hoy y mañana me acompañan Cuco Pérez al acordeón, Julián Nemesio a la batería y Manuel Bagües al bajo. Y lo que no pueda llevar a escena (músicos del Magreb) lo llevaré grabado", refiere.

Por último, y dado que Carlos Goñi siempre ha sido, para bien o para mal, un músico sin pelos en la lengua a la hora de abordar cuestiones de su entorno social, la ocasión la pintaban calva para consultarle sobre las movilizaciones juveniles del 15-M: "Pues cambié la letra de Calle Mayor por Puerta del Sol el otro día en Barcelona, porque había algo en ello que me parecía tremendamente romántico, especialmente la denuncia de la corrupción política. Aunque en el momento que he comenzado a ver las divergencias entre ellos, la cosa, a mí particularmente, se me ha ido desinflando. Ahora tengo mis reservas, y me duele". Difícil dejarlo más claro.

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