El PP tiende la mano al BNG para formar bipartitos en Lugo y Ourense
"Me hace gracia, después de lo que dijeron en campaña", se mofa Orozco
Tras los resultados del domingo, el PP empieza a ver con otros ojos los bipartitos que denostó por costosos e ineficaces. El presidente provincial del PP de Lugo, Xosé Manuel Barreiro, es el último en tender puentes de entendimiento con el BNG para lograr un pacto de gobierno en el Ayuntamiento y en la Diputación de Lugo. Fue primero el candidato a regidor, Jaime Castiñeira, el que sugirió esa alianza, y ahora Barreiro le sigue la cantinela. "Estamos abiertos a sentarnos con todo el mundo. Desde la posición de fuerza de haber obtenido el mayor respaldo electoral se puede y se debe hablar con todo el mundo y escuchar a todo el mundo", ponderó.
Ante las pretensiones de los populares, el alcalde en funciones, el socialista Xosé López Orozco, que ambiciona también gobernar coligado con los nacionalistas, no pudo contener la risa: "Me hace gracia porque no hay nada más que acudir a lo que dijeron durante la campaña, acudamos a eso y veremos como dan ganas de reír. Es verdad que lo que pido yo para mí, que sea posible llegar a acuerdos, lo pueden hacer todas las fuerzas democráticas. Que lo hagan, pero me hace gracia porque decían todo lo contrario".
Sí aprovechó para adelantar que la próxima semana emprenderá contactos con los nacionalistas, unas conversaciones que, "son propias de un Estado democrático y de un país ya estabilizado democráticamente".
El PP de Ourense también se apunta ahora a los bipartitos. Rosendo Fernández, el candidato a la alcaldía de Ourense que impuso el clan de los Baltar, perdió el domingo 4.000 votos, pero no las ganas de formar gobierno. Fernández, que empató en escaños aunque superó en sufragios al socialista Francisco Rodríguez, se aferra al discurso de "la lista más votada" para reivindicar su derecho a pactar la alcaldía. Con el BNG.
Apelando además al "galleguismo" que postula el líder provincial, se esfuerza en crear un bipartito para reconquistar el poder en la capital provincial que, salvo transfuguismo, tiene que ser con los nacionalistas (PSOE y PP obtuvieron 11 concejales cada uno; el BNG, tres y Democracia Ourensana, dos).
Mientras, la candidata nacionalista Isabel Pérez se deja rondar. De momento, no solo no ha rechazado el cortejo del PP, sino que ha alimentado sus esperanzas con un "el BNG contempla todos los escenarios posibles" para la formación del nuevo Gobierno local. Pérez puntualizó que durante la coalición con el PSOE -con el que aún cogobierna en funciones ejerciendo la tenencia de alcaldía- los nacionalistas realizaron "un gran esfuerzo" en la transformación de la ciudad que, sin embargo "ha rentabilizado el PSOE" en las urnas. La candidatura encabezada por Isabel Pérez vio esfumarse tres concejales.
El regidor socialista no se ha pronunciado sobre este cortejo del PP al BNG pero en su entorno sostienen que "no hará nada por impedir la formación de ningún pacto". El mensaje evidencia que los socialistas no están inicialmente dispuestos, en esta ocasión, a ceder más parcelas de poder que las proporcionales al número de escaños alcanzado por el BNG.
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