Fuga de capitales hacia Suiza
Irlanda y Grecia comparten cada vez más cosas. Ambas entran dentro de la categoría de países periféricos, menos abrasiva que el ya famoso acrónimo -el despectivo PIGS- inventado por la prensa anglosajona. Ambas han sido rescatadas en el último año ante los problemas derivados de su crisis fiscal. En los dos casos el rescate ha sido un fracaso: tanto Grecia como Irlanda pagan ahora más intereses por su deuda -en los mercados- de los que pagaban antes de las ayudas en forma de créditos que han aprobado la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Y aún hay un rasgo común adicional: en ambos países el Gobierno ha detectado una fuga de capitales desde el inicio de la crisis. El Ejecutivo griego alertó ayer de la huida masiva de capital privado, en su mayoría a cuentas en Suiza, que agudiza la crisis financiera y fiscal de Grecia. El diario alemán Handelsblatt cifraba ayer en 280.000 millones de euros los fondos que los ciudadanos griegos tienen ya en cuentas suizas, una suma que supera el Producto Interior Bruto de Grecia, según las estimaciones del secretario de Estado de Finanzas, Dimitris Kouselas. En el último año y medio las autoridades griegas han detectado una sangría de 38.000 millones de euros en las cuentas de ahorro en bancos griegos o en filiales de bancos internacionales instaladas en Grecia.
Pese a la catarata de noticias negativas alrededor de Grecia, los mercados se calmaron ayer después de un arranque de semana demoledor, en el que tanto Italia como España mostraron preocupantes signos de contagio de la crisis griega. La prima de riesgo española se relajó ayer -aunque sigue en niveles muy altos: España paga un 2,4% más que Alemania por su deuda a 10 años-, al igual que la italiana. Incluso los intereses de la deuda griega bajaron con fuerza, frente a las nuevas subidas tanto en Irlanda como en Portugal, los otros dos países que se han visto obligados a solicitar el rescate.
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