La caja se deshace del 15% de Pescanova

La caja gallega ha vendido el 15% de la empresa Pescanova en una operación que forma parte del plan de recapitalización de la entidad. A pesar de que en el proceso de fusión de las dos cajas se remarcó la importancia de este tipo de inversiones estratégicas, la entidad financiera se queda ahora, tras la venta, con solo el 9,7% de la compañía. Sin embargo, la caja no descarta deshacerse del total de la compañía, según aseguran fuentes próximas a la operación. La venta se cerró por 88,5 millones de euros. La operación sirve también para reforzar la posición del presidente del consejo de administración de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, que es el comprador del 5% de la compañía que vendió la caja y que suma al 18% que ya estaba en sus manos.

La venta, que se llevó a cabo de manera amistosa entre las dos partes, refuerza la posición accionarial de los actuales gestores, indican fuentes de la empresa. Fernández de Sousa ha adquirido un total de 972.362 acciones de Pescanova a 31 euros cada una y su participación en el capital social de la empresa se eleva hasta el 23%. El ex consejero delegado Alfonso Paz-Andrade tiene en su poder un 5% de las acciones de la compañía. El 10% restante del que se ha deshecho la caja gallega está ahora en manos de intermediarios y se vendió a 30 euros. En ambos casos, el precio supera la cotización con la que ayer cerraron las acciones de Pescanova en la Bolsa de Madrid, cada una a 28,9 euros.

La diferencia de precio entre el momento en que Novacaixagalicia adquirió las acciones y su venta reportó a la caja 20,8 millones de euros. Este movimiento, que está marcado por la imposición del Banco de España que obliga a la caja a deshacerse de sus inversiones para aumentar su capital básico, aumentará este último entre 26 y 30 millones de euros.

A pesar de que el proceso consiste en desinvertir los activos y los negocios estratégicos para adaptarse a la nueva legislación, Novacaixagalicia ha vendido parte de una de las compañías gallegas más consolidadas. Se pierde así la intención del Gobierno gallego cuando, antes de comenzar el proceso de fusión de las cajas, insistía en que las inversiones gallegas se quedaran dentro de la comunidad.