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Reportaje:

Feliz aniversario, dinero de plástico

Se cumplen 40 años de la emisión de la primera tarjeta de crédito en España

El límite de crédito de las tarjetas era entonces de 25.000 pesetas. Y si el importe de una compra era superior a 3.000, el responsable del comercio tenía que llamar al centro autorizador para comprobar la solvencia del cliente. En España, la dictadura franquista había iniciado una década antes una apertura económica que reducía el intervencionismo estatal y sentaba las bases de una incipiente sociedad del consumo. Era el año 1971. El Banco de Bilbao, una de las semillas del actual BBVA, firmaba un acuerdo con el Bank of America para introducir un hasta entonces desconocido sistema de pago para los españoles: estaba naciendo el dinero de plástico.

Acaban de cumplirse 40 años de la llegada de las tarjetas de crédito a España y la entidad que fue pionera en ofrecerlas quiere celebrar el aniversario. En palabras del director de medios de pago de particulares del BBVA, Fernando de la Rica, "como en todo cumpleaños importante, hay que hacer un repaso de la vida del homenajeado". Para ello han preparado una exposición itinerante, con imágenes y documentos que ilustran la evolución de las tarjetas, que recorrerá la geografía española a través de las siete direcciones territoriales del banco, desde Bilbao hasta Las Palmas.

En 2010 las tarjetas movieron más de 7.300 millones de euros en Internet

Y probablemente tengan mucho que contar, porque la historia de las tarjetas de crédito coincide con la historia de la denominada revolución científico-técnica de la segunda mitad del siglo XX, y su trayectoria está jalonada con los avances que han permitido a la informática y la tecnología conquistar en poco tiempo territorios cada vez más vastos de la vida cotidiana.

Pocas cosas hay tan cotidianas como pagar. Seguramente era difícil imaginar en los años cincuenta la cantidad de dinero que podría desembolsarse con una banda magnética, o lo fácil que sería hacer la compra a fin de mes sin haber cobrado. Fue en esa década cuando surgió la primera tarjeta de crédito del mundo, la Dinners Club, emitida por el Franklin National Bank de Long Island (Nueva York), que en sus comienzos solo era aceptada en algunos comercios locales.

Veinte años más tarde el invento desembarcaba en España. La red de tarjetas había crecido enormemente en todo el mundo, y la mayor de todas era la Bank Americard (del Bank of America), que sería la marca que empezaría a comercializar el Banco de Bilbao. Permitía hacer compras y después pagar lo adeudado a fin de mes, así como aplazarlo a partir de un porcentaje del 10% del saldo dispuesto. El lanzamiento se produjo el 14 de abril. A finales de 1971 habían emitido ya 742.000 tarjetas.

A partir de ahí todo fue crecer y evolucionar. Al principio solo aceptaban el pago con tarjeta los grandes establecimientos comerciales, como El Corte Inglés,

Cortefiel o Iberia. Pero poco a poco se generalizó su uso y se sofisticó su funcionamiento; con el tiempo, fueron desapareciendo las llamadas bacaladeras (aparatos de cobro que permitían imprimir, de forma manual, los números de la tarjeta en relieve sobre un formulario) y apareciendo los datáfonos, a finales de los años ochenta, capaces de leer las bandas magnéticas de las tarjetas y enviar la información al banco telemáticamente.

Entretanto, surge también la primera tarjeta de débito (lanzada por Caja Postal en 1985), se expande exponencialmente el límite de crédito y nacen las redes de cajeros integrados.

Se llega al siglo XXI en plena efervescencia tecnológica, informática y de consumo. Las posibilidades se multiplican. Desde la segmentación en un amplio abanico de tarjetas para cada tipo de cliente hasta lo que puede ser la última tendencia: el pago con el móvil. De momento, la telefonía no ha desarrollado lo suficiente un sistema que sea más cómodo que las tarjetas, si bien ese sistema existe: se llama Near Field Communication, y permite intercambiar datos de forma inalámbrica entre dispositivos a pocos centímetros. Basta con acercar el móvil a un receptor, algo similar a las tarjetas de acceso a algunos lugares de trabajo.

Pero el gran protagonista del comercio actual es Internet, y en ese campo las tarjetas de crédito han hallado otro terreno fértil. El comercio electrónico en España alcanzó en 2010 la cifra de negocio récord de 7.317,6 millones de euros, según los datos de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. Y ese dinero lo movieron exclusivamente las tarjetas bancarias, ya que el organismo solo contabiliza las transacciones que se hacen con este medio de pago.

"La operativa bancaria e Internet se llevan muy bien, es una de nuestras mayores apuestas", dice de la Rica. La red es la punta de un iceberg de 40 años que ha dado para mucho: hoy hay casi 72 millones de tarjetas en circulación y en 2010 se pagaron con ellas más de 95.000 millones de euros en puntos de venta, según el Banco de España.

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