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Elecciones municipales y autonómicas | Los mítines

El PSOE concluye resignado a perder parte de su poder autonómico

Zapatero dice sentirse comprometido con las manifestaciones de los jóvenes

Anabel Díez

La campaña de los socialistas termina casi como empezó: con las mismas (malas) expectativas, que invariablemente pasan por la pérdida de poder en una, dos o tres comunidades autónomas. Aunque el PSOE aguanta bien en los Ayuntamientos, dos grandes ciudades, Barcelona y Sevilla, están en el alero. El golpe puede ser muy duro.

Toda la campaña se ha basado en pedir, casi suplicar, a los antiguos votantes que no les dejen en la estacada. El efecto de esa llamada se sabrá el domingo, pero en los últimos sondeos apenas habían respondido. Todo lo ha jugado el PSOE a que un castigo al Gobierno central, es decir, a Zapatero, en estas elecciones supondría un golpe injusto e injustificado a alcaldes y presidentes autonómicos socialistas cuya labor ha sido aprobada por los ciudadanos de sus comunidades. Para conseguir su objetivo, esta campaña ha sido la más descentralizada que el PSOE haya hecho nunca, en un intento de poner el foco en sus gobernantes autonómicos y municipales. Enfrente tenían al PP tirando de la cuerda en sentido inverso; es decir, asimilando a los candidatos autonómicos y municipales al propio Zapatero.

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Esta es la razón por la cual hasta anoche mismo las últimas catas del PSOE en Castilla-La Mancha señalaban que el PSOE estaba solo unas décimas por encima del PP, lo que significa en la práctica que la victoria está más que en el aire. Esta superposición de la política nacional en la autonómica también conduce a que, contra todo pronóstico hasta hace solo un cuatrimestre, el PSOE de Extremadura y su presidente, Guillermo Fernández Vara, se sientan con el agua al cuello.

El mismo agobio sufre el socialismo asturiano. Aunque posiblemente sea la fuerza más votada, la irrupción del partido de Francisco Álvarez-Cascos ha perturbado el panorama. Tanto el actual presidente autonómico, Vicente Álvarez Areces, como el nuevo candidato a la presidencia del Principado, Javier Fernández, tienen claro que a pesar de la agria disputa entre el PP y el Foro Asturiano de Cascos, si pueden pactarán y expulsarán al PSOE del poder.

Tampoco tiene dudas el presidente de Baleares, el socialista Francesc Antich, que previsiblemente perderá el Gobierno de las islas. Y la frustración será mucha porque el PSOE de Baleares parece que subirá en votos pero no tiene ya socios con los que pactar ante el hundimiento por casos de corrupción de Unió Mallorquina y la división de los pequeños partidos de izquierda. En Aragón tienen más esperanzas de mantener el Gobierno y de que Marcelino Iglesias pueda ceder el testigo a la candidata Eva Almunia. A pesar del empuje del PP, los socialistas aragoneses confían en que esté en su mano pactar con el Par o la Chunta Aragonesista.

En las comunidades donde gobierna el PP no hay posibilidad de cambio, pero los socialistas sí aspiran a mantener el poder municipal.

En Madrid, epicentro del Movimiento 15-M, celebró Zapatero el mitin de cierre de esta campaña en apoyo de Tomás Gómez para la presidencia de la Comunidad y de Jaime Lissavetzky para el Ayuntamiento. El acto estuvo plagado de alusiones directas e indirectas al Movimiento 15-M. "No nos asustan las manifestaciones y reivindicaciones, a los socialistas nos comprometen", entró de frente Zapatero ante las 4.000 personas que llenaron un pabellón de Ifema. Esa quizá fue la alusión más comprensiva de Zapatero sobre el movimiento. El resto fue para exhibir el historial del PSOE y para poner el voto en la cima de la expresión democrática. "Respetamos a quien no quiere votar; no estoy de acuerdo, pero lo respeto. Ahora bien, el voto es la más poderosa palanca de cambio. La gran fiesta de la democracia es votar". Dejó Zapatero para Madrid la petición directa de voto a los trabajadores y a las mujeres -"que se juegan mucho a partir del lunes en el mantenimiento de políticas de igualdad"-, en consonancia con la campaña que ha hecho Tomás Gómez. En Madrid los socialistas han buscado nítidamente el voto de la izquierda.

Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa, en el mitin de cierre de campaña del PSOE.
Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa, en el mitin de cierre de campaña del PSOE.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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