Cuando Fitch va, Navarro vuelve

El Barcelona ventiló en un cuarto lo que durante dos le procuró una especie de tortura similar a la que había sufrido solo cuatro días antes en el mismo escenario y frente al mismo rival, el Unicaja. El equipo malagueño, pese a fugaces baches en su rendimiento, tenía el partido donde quería, a tiro de piedra de la victoria, como el domingo pasado, con el Barça hecho un manojo de nervios, atribulado por sus imprecisiones.

Al descanso, dominaba el conjunto de Xavi Pascual (37-35). Pero no las tenía todas consigo. No era capaz de cerrar el rebote defensivo. No dejaban de sorprenderle los movimientos y la eficacia dentro de la zona de Freeland o Archibald ni la inspiración desde el exterior de Tripkovic. Por eso no jugaba cómodo, además de algún otro detalle, como una salida de tono de Anderson, reincidente, en una refriega bajo los aros con Archibald.

Así estaba el asunto. Y eso que el mejor cañonero de Unicaja, Fitch, ya andaba ofuscado por su colección de errores en los lanzamientos. No había logrado ni una sola canasta en sus ocho primeros tiros. Un escarnio. Pero el Unicaja solo perdía por dos puntos en el descanso. Una noticia esperanzadora para el equipo de Chus Mateo. Seguía en pie gracias a su notable rendimiento en el rebote y a una racha espectacular de triples de Tripkovic. Pero eso no evitó que el serbio se fuera al banquillo a descansar. Cosas de las rotaciones modernas, se supone.

Lo que sucedió tras el descanso fue rápido y concluyente. El Barça redobló su presión defensiva y el Unicaja se empecinó en agarrarse a Fitch, que mantuvo su contumacia en el error. Casi cinco minutos y medio tardó el Unicaja en sumar su primera canasta a la vuelta del vestuario. Con Sada, Lakovic y Navarro corriendo a base de bien, el Barça abrió brecha: 46-37 cuando Freeland anotó los primeros puntos del Unicaja. Un triple de Navarro puso 17 de diferencia (68-51). Faltaban ocho minutos y el partido ya estaba decidido. Fitch, después de haber fallado sus 10 primeros tiros, empezó a anotar. Demasiado tarde. Cuando él iba, Navarro ya volvía. Por supuesto, no fue Fitch el único que falló más de la cuenta. Tampoco tuvo un buen día Garbajosa, bien en el rebote, pero remiso en el tiro. Y en el entrejuego perdió demasiados balones el Unicaja. Una de las pocas buenas noticias fue la reaparición de McIntyre, aunque apenas estuvo cinco minutos en la cancha.

El Barça encontró las sensaciones de juego que había echado de menos en la primera parte, en el anterior partido y en las últimas semanas. Vázquez, Lorbek, Ndong, Sada y, por supuesto, Navarro se sintieron a gusto y despacharon el partido con autoridad. El Unicaja, que había comparecido amenazador, se marchó cargado de dudas y de reproches.