"Me gustaría cenar con El Bigotes"

El chico se expresa con cierta sorpresa, cierto aire indignado que despeja toda ingenuidad. "Es que las cuentas públicas deberían estar a mano para que todos pudiesen acceder a ellas", defiende. Claro, pone en las caras de enfrente, claro. "Es que es nuestro dinero", indica Mònica Oltra. Y Ferran Torrent asiente. Ambos, diputada y escritor, dialogaron ayer sobre política, literatura y corrupción en la cafetería-librería Slaughterhouse, en el barrio de Russafa en Valencia.

El narrador es claro: "La corrupción ya no me interesa, ya escribí sobre ella. Me interesan los personajes de Correa y El Bigotes. Me gustaría cenar con él, con El Bigotes", afirma socarrón. "Le diría: Eres tan burro que aun querías más", continúa. "Si fuera corrupto", remata, "me retiraría a tiempo".

Cuando habla de corrupción, de Correa y El Bigotes, el escritor se refiere a la trama Gürtel, al caso de corrupción que implica a varios miembros del Gobierno valenciano, que, según indican las encuestas, repetirán como diputados, consejeros o presidente de la Generalitat tras las elecciones del próximo 22 de mayo. A esa trama pertenece Álvaro Pérez, El Bigotes, lugarteniente en Valencia de Correa, cabecilla de la trama.

"Hay que dotar a la ciudadanía de mecanismos de autodefensa", apostaba la candidata a las Cortes por Compromís, Mònica Oltra. "Los partidos políticos necesitan comités de ética interna", añadía el novelista, "si la gente desconfía de la política, es porque las formaciones no la generan", resuelve. Ambos critican la estrategia judicial del PP, lamentan su existencia por injusta. "La justicia es una serpiente que siempre pica al que va descalzo", recuerda Oltra, "El PP, con sus recursos, se cubre los pies y alcanza esa sensación de impunidad con la que tira hacia adelante", resume. "Ya que no lo somos económicamente, todos deberíamos ser iguales ante la ley".

A Torrent le resulta "lógico" que surgiera un Gürtel. "Vivo en Sedaví, cerca de Valencia. Era un pueblo muy industrializado, de empresarios hechos a sí mismos", indica. "Hay una característica especial en este colectivo", refiere, "su carácter negociador más que empresarial, su falta de sentido de empresa y su incultura", define. Así, no se siente un "clarividente", sino un observador, no adivina, deduce.

Canal 9 también apareció entre frase y frase. Los asistentes, unos 20, sabían que Oltra había acudido por la mañana a los estudios de la cadena autonómica vistiendo una camiseta en la que se podía leer: "Canal 9 manipula". Oltra, aficionada a las camisetas eslogan, explicaba: "Cospedal critica a Televisión Española por invitarla y yo no había pisado Canal 9 en cuatro años como diputada" y dos y medio de portavoz de Compromís en las Cortes. Torrent matizó que "lo primero" que hace al llegar a un país es poner la televisión y ver lo que hay. "Aquí llegas y ves Canal 9", sentenció, "en Cataluña tienes TV3 y aquí, Canal 9".

Así dialogaban ambos, con desenfado, aliñando de humor la tertulia y mezclándolo todo con todo. Por ejemplo: "En Manhattan", comentaba el escritor sobre las cadenas de televisión en diferentes países, "ves Sexo en Nueva York, un progresismo falso y estúpido", o "al pueblo hay que hacerle caso relativamente, pues no sabe de física cuántica", de ahí que sea preferible ignorar los deseos de la masa después de un atentado o un suceso truculento.