'Tuning', testosterona y 'perreo'
No hay nada más demodé que soñar con coches voladores y metrópolis de arquitecturas estilizadas. Porque las tendencias van por otro lado: el futuro será como un vídeo de reggaeton. Como el extrarradio marginal de cualquiera ciudad, estará recorrido por atronadores coches tuneados, y sus habitantes tendrán dos ocupaciones fundamentales: a) sacudir el trasero, en caso de ser hembra; o b) apuntar al interlocutor con exageradas armas de fuego mientras se le amenaza de muerte, en caso de ser macho.
¿Suena apocalíptico? Mientras la crítica veterana intenta, en vano, descifrar por qué una película como Fast & Furious 5 corona, sin aparente esfuerzo, el ranking de taquilla, los espectadores que hacen posible el fenómeno parecen tenerlo claro: si hay una ficción cinematográfica que, ahora mismo, pavimente el camino hacia ese futuro de derrape y perreo es el delirio a todo gas dirigido por Justin Lin. ¿Cuál es su secreto? Dar al público lo que quiere, sin coartadas, a granel..., pero, además, haber sabido captar el pulso de una sensibilidad en construcción, que quizá no sea el sueño del idealista ilustrado, pero cuya expansión se revela tan imparable como el peor tsunami. He aquí sus claves:
1. 'ReggAetOn'. El fundamento. Que Don Omar y Tego Calderón vuelvan a la franquicia tras colaborar en la primera entrega cierra un círculo... ¿del infierno?
2. 'tuning' Ya lo decían en la soberbia Los otros dos: un Prius es lo más parecido a una vagina con ruedas. La testosterona solo viaja bien en bestias tuneadas en taller de barrio, con una buena sección de expertos en fundir retinas en la sección chapa y pintura.
3. princesas de barrio. O la fantasía sexual como chatarrería de estímulos venéreos sin destilar. Antiglamur de chandalismo y microtanga. Que en esta entrega se pasee una Elsa Pataky después de haber sido la pos-Juani de Didí Hollywood parece un gesto de concienzudo casting tan atinado... que solo puede haber sido arbitrario y casual.
4. machotes ciclados. Un Vin Diesel que parece estar madurando en paisano con aire de vieja gloria de los billares enfundada en sudada camiseta imperio (solo falta el palillo en la boca) corona la patulea brutal que tiene a su gran Némesis en otro icono que, ese sí, parece hallarse en su mayor momento de gloria: el rocoso Dwayne Johnson.
5. acción brugueriana. "Esto ha pasado de Misión imposible a Misión de la leche", exclama uno de los personajes. He ahí el último secreto de la fórmula: acción hiperbólica pos-Michael Bay, pero ejercida por personajes que están cerca de unos Pepe Gotera y Otilio pasados por la Cúpula del Trueno. ¡Ese arrastre de caja fuerte, haaaala!
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