Tú la letra y yo la camiseta
El sector musical busca nuevas vías de ganar dinero gracias a la estampación de la lírica de las canciones en ropa y accesorios
El mundo se divide siempre en dos: amantes de perros o de gatos; aficionados al Mac o al PC; bebedores de Pepsi o de Coca-cola. La música no es ajena a estas dicotomías: los apasionados a la letra o los enganchados a la melodía.
Lyric Culture, una empresa de moda californiana, pertenece al primer grupo. Comercializa camisetas y accesorios ilustradas con letras de canciones. La iniciativa está reactivando el negocio de la música. Un poco, al menos. En un sector herido, cualquier ayuda es buena.
"Las ventas de CD no dejan de mermar. Lyric Culture es una manera diferente y emotiva de consumir música", explica Hanna Rochelle, fundadora de la casa. También es una manera de reanimar el mercado. Los Beatles, los Rolling Stones, David Bowie, Joan Jett o Aerosmith han cedido sus derechos a la firma a través de sus sellos discográficos. Los artistas cobran un porcentaje por cada pieza. "Todos nuestros productos tienen licencias oficiales", insiste.
El afán de Rochelle por inyectar dinero en el mercado hunde sus raíces en su propia historia. Esta treinteañera de origen ruso es hija de músicos. Su padre Eduard Schmieder es director de orquesta y violista. Su madre organiza festivales y conciertos. Y ella, además de empresaria, es compositora de canciones de soul-pop. El mítico Jack Douglas (John Lennon, Aerosmith, Cheap Trick...) produjo su último álbum.
Lyric Culture nació en 2005. "Monté era una pequeña boutique de camisetas para chicas", precisa. Hoy su firma ofrece bolsos, bufandas, joyas y hasta ropa interior. Y no solo para mujer, también para hombres y niños. Cadenas como Target, Bloomingdale's, Nordstrom, Claire's o la británica Harrods son sus clientes. Hasta la pícara Victoria's Secret ha incorporado a sus colecciones varios de sus diseños.
Su actividad es algo sentimental, casi melancólica y puede que adolescente. "¿A quién no le gusta espresarse a través de su canción favorita?", responde ella.
El objetivo de la californiana es generar beneficios para los letristas. El de la marca Colt 45, también. Aunque sus prácticas son menos nobles. Doggumentary, el último álbum de Snoop Dogg, encierra un tema con anuncios. La composición menciona un cóctel llamado Blast (de la marca de bebidas Colt 45). El rapero es la imagen del combinado en EE UU. Y, curiosamente, también ha ensalzado el producto en su Facebook (donde acumula ocho millones de fans) y en su Twitter (donde le siguen más de tres millones de internautas).
Hal Leonard y Alfred Music, especializadas en partituras, se sacuden el polvo acumulado con los años. La primera se reinventa imprimiendo letras de canciones en camisetas, sudaderas, alfombrillas de ordenador o tazas (pagando derechos a los músicos). Alfred Music tira de tecnología. Junto a la japonesa Access ha lanzado Total Sheet Music, una aplicación para el iPad y el iPhone que permite acceder a una extensa biblioteca de letras y partituras. Según dice, es un recurso ideal para las bandas de versiones. Esas que amenizan las fiestas del pueblo, las bodas, los bautizos, los cumpleaños...
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