Campanario admite que pagó 9.000 euros y alega que ignoraba el fraude
La imputada más mediática del 'caso Karlos' se declara "humillada" y "condenada"
Era la declaración más esperada. El juicio por la operación Karlos, la investigación de la Guardia Civil sobre una trama dedicada a obtener pensiones de invalidez fraudulentas en la sierra de Cádiz, tiene 25 acusados, pero es noticia, sobre todo para algunos medios, porque entre las imputadas está la mediática María José Campanario, esposa de Jesulín de Ubrique, acusada de pagar para conseguir una baja para su madre. Ayer fue su turno. "Me siento engañada, estafada, humillada, juzgada y condenada (...) Lo que yo he pasado no se lo deseo a nadie", sostuvo antes de romper a llorar. Previamente había defendido su inocencia. "Pagué 9.000 euros para conseguir los mejores abogados y médicos para mi madre. Pero le juro que nunca hice nada fraudulento".
El abogado presenta a su defendida como la víctima de una ola de acoso
Campanario trató de convencer ayer al tribunal de su total inocencia. Reconoció que en 2004, durante las copas de una cena multitudinaria, habló con el empresario José Luis López El Turronero de la minusvalía que padecía su madre, Remedios Torres. Él le preguntó si cobraba alguna pensión y ella contestó que no. Fue ahí cuando el hombre le sugirió la idea de una revisión médica que le llevase a conseguir una pensión de invalidez. Según su versión, fue El Turronero el que le habló de Carlos Carretero, el supuesto cabecilla de la trama, el hombre que le podía ayudar a tramitar esa ayuda.
"A mi madre siempre la recuerdo trabajando, pero es ahora cuando sé que no estaba dada de alta en la Seguridad Social", comentó al fiscal. Según su escrito de acusación, Torres llevaba 30 años sin cotizar cuando intentó acceder a la pensión. Para corregir esa situación y poder acceder a una baja laboral, Carretero contrató a la madre de Campanario en una de sus empresas como limpiadora pero nunca llegó a ejercer tal función. "Yo nunca lo supe. Sé que mi madre firmó papeles pero entendí que eran los trámites para pedir la ayuda", se excusó la acusada.
Campanario reconoció haber sacado de su banco, en un extracto que dio a conocer ayer a la sala, 9.000 euros que le pidió El Turronero para la tramitación. "Dinero para los mejores médicos y abogados", contestó. "¿No sabe que la solicitud de una pensión es gratis?", le interrogó el fiscal. "Yo puse el dinero para revisar una minusvalía, no para hacer nada fraudulento. Se lo juro". También juró no saber nada de la suplantación de identidad en un reconocimiento médico al que debía haber ido Remedios Torres pero terminó acudiendo la suegra de Carretero.
La defensa de Campanario, ejercida por el abogado Francisco Baena Bocanegra, se basó en la ignorancia del delito y también en presentar a su clienta como una víctima de una campaña de acoso. Por eso forzó, al final de su cuestionario, la pregunta más dramática. "¿Se ha sentido usted engañada?", le preguntó su letrado. "Engañada es poco. Me siento engañada, estafada, humillada, juzgada, condenada, no por un tribunal, el fiscal lo sabrá y todo el mundo que está presente". Campanario aludía así a los insultos que recibe del público que rodea sus entradas y salidas de la Audiencia Provincial de Cádiz.
Finalizó llorando. "Han sido los cinco años más duros de mi vida. El peor fue el día que detuvieron a mi madre y, sobre todo, verla ahí sentada". Remedios Torres, justo detrás, también se derrumbaba en ese momento. "Lo que yo he pasado no se lo deseo a nadie". Campanario acababa de dar el vídeo de la semana a la prensa del corazón. Pero su abogado quiso rematar la jugada. "Yo puedo decirlo en voz alta. Usted nunca ha perdido la fe en la justicia, ¿verdad?", le inquirió. "Nunca jamás", balbuceó ella. El presidente de la sala restó dramatismo al momento al preguntarle enseguida si todos los trámites los hizo para ganar más dinero. Remedios Torres, la madre, declarará hoy.
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