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Reportaje:

Esta exposición es un error

El Observatori 2011 enseña en las Atarazanas de Valencia una muestra colectiva basada en la equivocación como motor creativo

El error, la equivocación, el fracaso, estos elementos materiales o conceptuales normalmente inservibles, inaprovechables, han dado pie a una exposición en las Atarazanas de Valencia. Se trata de la muestra Por error: el accidente como motor artístico, que centra la 12ª edición del festival más vanguardista y experimental de la ciudad, el Observatori 2011. "En psicoanálisis, hablar de equivocaciones supone dar voz al inconsciente; en arte, hablar de equivocaciones supone darle trabajo". Y ese es el concepto que impregna de anomalías la muestra. Algunas buscadas, otras no.

Como ejemplo, la instalación Florero, del colombiano Felipe Arturo (1979), que recrea de forma libre el episodio que protagonizó en 1810 en Bogotá un comerciante español que se negó a prestar un florero a unos criollos. Estos se sirvieron de la negativa para iniciar una reyerta, el florero se rompió... y ahí comenzó la independencia. El artista se inspira en la historia y crea un florero de cristal con un molde interno de hormigón. Evidentemente el molde no se puede extraer. Y su dilatación resquebraja el recipiente. El tropiezo de una visitante en Arco 2011 acabó por romperlo y así se expone ahora, como símbolo de una concatenación de errores de concepto, fracasos y accidentes que desembocan en un mensaje poético.

Parreu investiga la desviación del círculo de las pizzas
Un jarrón roto recrea la independencia de Colombia

Cerca de ahí se exhibe el montaje del madrileño Bonifacio Hinojosa, un collage fotográfico titulado Colas, con fotogramas imperfectos recolectados del final de los carretes, esos descartes medio velados o quemados del todo, y del que poco más puede saber el visitante puesto que la cartela que lo ilustra repite por equivocación el texto del Florero de Arturo.

Por error reúne así un compendio de obras que experimentan con el fallo en todo tipo de formatos, desde la pintura y la instalación hasta el vídeo. Y abunda la catarsis creativa contra las máquinas, con ordenadores que fallan, impresoras que imprimen páginas en negro y vídeos fallidos.

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Ariadna Parreu fabula sobre el grado de error del círculo de las pizzas, James Hopkins construye sillas imposibles, la holandesa Rosa Menkman trabaja con imágenes pixeladas... Errores, en fin, que sirven para sorprender y sugerir al espectador, es decir, arte.

Junto a estos artistas se exhiben los trabajos de los alumnos de Máster en Artes Visuales y Multimedia de la Universidad Politécnica, entre los que destaca el trabajo Des de l'Interior, de Lluïso García y Raúl León, en el que dan voz mediante un teléfono tradicional, un contestador automático de cinta y un blog (http://desdelinterior2011.wordpress.com/) a los internos de prisiones y de centros de menores para que dejen sus mensajes, su música, sus poemas y hasta sus raps. Como Tamara, de 19 años, que se inventa el nombre para hablar de "cosas que no tenía que haber hecho". Otra forma de error.

Unos visitantes en las Atarazanas junto a la instalación <i>Florero</i>, de Felipe Arturo, en la exposición <i>Por error</i>.
Unos visitantes en las Atarazanas junto a la instalación Florero, de Felipe Arturo, en la exposición Por error.

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