La dignidad del 'souvenir'
Roberto Piqueras reivindica los tópicos turísticos barceloneses en contraposición a la Cataluña del 'disseny'
Cuando Roberto Piqueras vio la retransmisión televisiva que Paloma Lago hizo de su último desfile en El Ego de Cibeles, la pasarela trampolín del certamen madrileño, decidió que la presentadora y él no encajaban en un mismo mundo y se juró a sí mismo explorar vías alternativas para dar salida a sus extravagantes creaciones. "Me da igual llegar a menos gente, el auténtico ciudadano del siglo XXI no abraza la televisión como si se tratara de la Biblia", defiende.
Con la obstinación de un obrero japonés, el diseñador de Sabadell afincado en Barcelona, de 26 años, ha tomado el portal de clips Vimeo (la alternativa a la alternativa), Tumblr y Facebook para difundir, a través de elaboradísimas piezas de videoarte, el estimulante universo de píxeles, volúmenes imposibles y estampaciones digitales de referencias pop -no excesivamente trilladas- que vende en su tienda online robertopiqueras.com.
Para muestra, su último éxito en las redes sociales: una colección inspirada en la Barcelona de souvenir, en contraposición a la popular Cataluña del disseny. Su nombre, Winter 2012, alude al próximo vigésimo aniversario de los Juegos Olímpicos de 1992. La técnica del trencadís de Gaudí, las postales kitsch de los quioscos de las Ramblas, los anillos olímpicos y demás tópicos del imaginario turístico de la capital catalana adornan sus bodys y leggings en un sugerente juego con espíritu basura y factura vanguardista.
¿Lo bastante como para interesar a los hábiles estrategas mercadotécnicos del aparato municipal? Piqueras desconfía de las subvenciones que sustentan a tantos en su sector: "La moda es un lujo. Y las instituciones públicas no se pueden permitir el lujo de hacer creer que facilitan dinero a empresas de moda para que luego este se quede en manos de los intermediarios".
¿Estaríamos, pues, hablando de ropa con mensaje? "Tengo la sensación de que hoy ya no importa lo que tú representes para Barcelona. Solo importan las cosas del pasado que la convirtieron en histórica. Mi colección trata sobre sobrevivir en una ciudad en la que me siento como un turista y en la que el turista se siente como en casa".
Con todo, los evidentes recursos irónicos de la colección, asegura, no deberían interpretarse en clave de protesta. "Una ciudad habla a través de sus escaparates, incluidos los de souvenirs. Aparte de la comercial, las tiendas tienen una función cultural e intelectual", justifica.
Entre sus "pequeños éxitos" está haber vestido a Kanye West o vender en Berlín o Hong Kong, pero su experiencia en el extranjero no le ha ahorrado la perplejidad que siente ante la reacción internacional a su última colección: "El efecto ha sido un claro mensaje de fascinación por Barcelona. ¡Por gente que ni siquiera la ha visitado ni sabe quién es Gaudí! Parece que he conseguido unirme a la marca de la ciudad que me ha visto crecer".
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