Aralar y EB dependen de otros

Aralar y Ezker Batua (EB) se juegan algo más que su futuro inmediato el 22-M; posiblemente, su razón de ser. En esta ocasión, ante el crisol de candidaturas que comparten lugares comunes, se antoja que las urnas vienen cargadas de escarnio para poner a cada uno en sitio. Y así, bajo ese futuro amenazante, partidos con representación parlamentaria como Aralar y EB se ponen a cubierto para evitar males mayores. En el fondo, también sienten la amenaza directa de Bildu, con quienes, además, se sienten enganchados en el devenir de su historia.

En el caso de Aralar, la formación abertzale con una posición más nítida sobre la violencia sin necesidad de la aplicación de la Ley de Partidos, porque el cómodo espacio en que se desenvolvían mientras Batasuna seguía ilegalizada se estrecha ahora que vienen a coincidir dos opciones por la izquierda (EA aporta la socialdemocracia) y soberanistas.

Aralar teme que se repita la historia de las europeas frente a una lista radical En EB siguen sin resolver sus dudas ideológicas ni sus peleas internas

En cuanto a EB, porque el riesgo electoral llega cuando todavía no han restañado las heridas de sus devaneos ideológicos envueltos en un diálogo de sordos en manos de la justicia y, sobre todo, intentan recomponer a duras penas los restos del naufragio autonómico de hace dos años que sólo trajo enemistades, deudas y la búsqueda del rumbo perdido. Y por si faltara algo, ya a nivel personal, desde Ezker Batua ven cómo sus antiguos compañeros de Alternatiba juegan a favor de la corriente.

Así las cosas, Aralar, urgida por la necesidad, apela a marcar diferencias allí donde cree que puede encontrarlas. En Navarra ya lo ha hecho, incluso con facilidad, a buen seguro porque tiene el terreno más abonado para consolidar un espacio que, en el País Vasco, teme perder en cuestión de un par de domingos. Para evitarlo, Aintzane Ezenarro, la referencia política mejor valorada, acude con el empeño de dejar en evidencia cualidades que, lógicamente, la incipiente Bildu no ha podido desarrollar hasta ahora. Es cuando la portavoz parlamentaria aprovecha para enfatizar que Aralar representa esa izquierda abertzale "abierta, que dialoga, que llega a acuerdos y que, además, es pragmática para afrontar los problemas cotidianos y darles respuesta".

Todo sea por adecuarse un perfil ante la ola Bildu que se avecina. Con los datos en la mano de las últimas elecciones al Parlamento europeo, hay quienes en Aralar se temen lo peor para la inmediata cita en municipios y diputaciones. En su último duelo con una lista de inspiración radical (Iniciativa Internacionalista, que encabezaba Alfonso Sastre), la organización de Patxi Zabaleta conoció con crudeza sus limitaciones electorales. Fue aquel un golpe demasiado fuerte a la autoestima de Aralar, ensalzada meses antes con las autonómicas vascas. Es por ello que ante el 22-M los más realistas auguren que se repetirá la escena.

En Bildu, su denominado sector independiente no sentirá desgarro político alguno si Aralar retrocede en el mapa vasco. Al contrario, sabe que es su enemigo ideológico directo en cuanto al granero electoral que existe en el país y, por si faltara algún ingrediente, se antoja difícil de olvidar los desgarros vividos desde que la posición sobre ETA y la violencia les separó. Los radicales ven ahora a Aralar como un partido que ha apuntalado en los últimos años su estructura fortaleciéndose con un electorado, que prevén arrebatar a corto y medio plazo para así vaciar la razón de su existencia.

EB también busca agarrarse al clavo ardiendo de estas elecciones para evitar que se prolongue el naufragio de hace dos años. En su caso su objetivo es no verse reducido a una fuerza residual.

Acosados posiblemente por tanta ansiedad, hasta es fácil comprender cómo Aralar y Ezker Batua han decidido probar la experiencia de compartir, junto a Berdeak y la plataforma ciudadana Batera, una candidatura conjunta para pelearse por mantener la concejalía que Julen Garate tiene ahora en Azkoitia. A depender de otros.