Una empresa en cada mesa

Cientos de ideas se vienen abajo por no tener un pequeño despacho o laboratorio y una mínima asesoría. Para resolver este obstáculo, habitual entre jóvenes doctorados o investigadores universitarios, la Universitat de València abrió en enero -tres años después de crear el "vivero" de empresas- un "semillero empresarial". El semillero pretende ser el lugar en el que crecen las ideas empresariales innovadoras en su fase inicial. Por eso se ha abierto en el corazón del Parc Científic, que se inauguró en 2009 y ya alberga a 63 empresas senior, algunas tan universalizadas como Laser Food, la firma de base tecnológica nacida en el parque que, en vez de etiquetar, marca la fruta con código de barras, lo que abarata costes y gana en eficiencia energética al ahorrar en papel.

Raga: "Encontraba investigadores que no podían pagar un despacho"

Dreu Electric es una firma de ingeniería industrial orientada a servicios a pymes

El semillero surgió de la urgencia de dar "respuesta rápida" a las necesidades de los jóvenes emprendedores, explica en entrevista Juan Antonio Raga, el director del Parc Científic de la Universitat de València. Biólogo de profesión, el director identificó lo que fallaba, sin necesidad de salir a ojear otros campus europeos: "Me encontraba con investigadores que no podían pagar el alto alquiler de un despacho o laboratorio, pagar la conexión de Red, teléfono, en fin todo lo que se requiere". Raga optó por llevárselos al parque científico y ofrecer una solución "eficaz" que, además, ayudara a cada investigador a crear "sinergias con las empresas instaladas" en el parque y con las nacidas del vivero. Y se ideó una solución relativamente barata: "Poner una protoempresa, en cada mesa".

La Universitat es una institución pública y, como tal, ofrece despachos a precios de alquiler por debajo del mercado, "muy competitivos". Además, pone a disposición de los nuevos empresarios "la asesoría necesaria para que la idea se transforme en un producto fantástico". Hay mucha gente, explica Raga, que tiene ideas buenas, pero no sabe cómo venderlas.

Cuando la idea pasa del papel y se convierte en una realidad, el protoempresario tiene la ventaja de estar en un parque científico, lo que brinda una amplia oferta de salones para realizar presentaciones o cualquier apoyo logístico que necesite.

De esa sinergia entre una empresa del semillero y una del vivero nació una tercera "empresa incubadora". Se trata de Genagen, empresa creada por los investigadores Manuel Pérez Alonso, profesor de Genética de la Universitat, y por Ángela Pérez, del Instituto de Medicina de Genómica.

"La empresa se constituye como un soporte a pacientes con enfermedades genéticas. Les ofrece un abanico de posibilidades para localizar especialistas y laboratorios relacionados con su enfermedad", explica la investigadora. "Por ejemplo, si un usuario es una pareja con un hijo con retraso mental porque hay antecedentes familiares genéticos y quiere tener otro hijo pero desea saber si puede heredar este factor genético, necesitará recurrir a unas pruebas para descartarlo. Genagen le ofrece soluciones a la medida". El gen del emprendedor, en su caso ha dado sus frutos.

Como ellos, otros ocho investigadores se han convertido desde febrero pasado en "protoempresarios". Es el caso del investigador Fernando Beltrán, de Dreue Electric, una joven firma de ingeniería industrial que trabaja en un plan de desarrollo de eficiencia energética orientada a las pymes y comparte oficina con una mini empresa de tecnologías de la información y comunicación (TIC), recientemente incorporada al semillero.

En el despacho de enfrente, está la firma IDQA, centrada en comercializar una tecnología de limpieza y desinfección con productos naturales no contaminantes, aplicable desde el sector alimentario, hostelero al agrícola o sanitario.

En función de la "madurez" de cada proyecto, la empresa pasa del semillero al vivero o a la constitución de una firma senior consolidada. "Estamos creando un ecosistema de la innovación", concluye el director.