Una burbuja a rebosar
Los inversores en materias primas están volviendo, ahora que la caída en pendiente de la plata no es el nubarrón más amenazador. Lo que les preocupa más son unos datos económicos más flojos, especialmente en EE UU. Esta preocupación por el crecimiento debería tomarse en serio, sobre todo por parte de los inversores en materias primas, quienes sencillamente no pueden salirse con la suya siempre. Han asistido a aumentos de precios espectaculares, pero no pueden tener también una recuperación mundial y una inflación baja. Alguien tiene que ceder para que el mundo se recupere. Por el bien de todos, sería preferible que los precios de las materias primas se llevaran la peor parte.
Las materias primas se están ahogando en su propio champán. Es mejor que hagan eso a que corten la recuperación económica. Los aumentos de los precios son excesivos. Los precios del petróleo, especialmente, se encuentran en unos niveles que normalmente se considerarían incompatibles con el crecimiento y que seguramente conducirían a la recesión.
La razón que normalmente se aduce para la subida de las materias primas hasta cotas prohibitivas es que China, India y el mundo emergente avanzan inexorablemente. Pero esa no es la única. Las materias primas, que se tratan de vender como el nuevo paraíso de la inversión, han tenido muchos inversores traviesos, financiados por el dinero barato de los bancos centrales. La consecuencia de ello ha sido un incremento de los precios de las materias primas de la energía y de la construcción demasiado alto para que el mundo lo pueda soportar y de los de los alimentos hasta niveles que los pobres del mundo difícilmente pueden permitirse.
Asia necesita un petróleo y unas materias primas más baratos si quiere evitar unos tipos de interés todavía más altos para luchar contra la inflación. El consumidor estadounidense necesita un combustible más barato si quiere impulsar a EE UU hacia un crecimiento más rápido y un empleo más alto a base de gastar más.
Una caída de precios le vendría muy bien a la mayoría del mundo, aunque las distintas materias primas se comportarán de manera diferente. La plata bien puede continuar su brusca caída, pero eso tendrá escasa importancia para la macroeconomía. El precio de las materias primas industriales mucho más importantes como el crudo y el cobre también disminuirá, pero encontrará niveles de intervención que no amenazarán el crecimiento económico mundial. En lo que se refiere a las materias primas, todo consiste en dar un poco a cambio.
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