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Reportaje:EN SINGULAR

Un héroe de Moncada en las listas de Ourol

El 'cubano' Pedro Trigo cierra la lista del BNG en su pueblo natal

Conserva una memoria prodigiosa para los detalles y está convencido de que es un hombre con suerte porque justo al día siguiente de haber dejado su casa de Miñotos, en Ourol (A Mariña de Lugo) para emigrar con su madre a La Habana, la vivienda, ya vacía y muy deteriorada, se derrumbó. A Pedro Trigo, último en las listas del BNG para su municipio natal, lo conocen muy bien en Cuba; no en vano fue uno de los hombres que en 1953 siguieron a Fidel Castro en el asalto al cuartel Moncada, el primer intento de la Revolución. Su hermano mayor, Julio, pereció detenido y torturado tras el ataque y hoy su nombre corona multitud de instituciones en la isla caribeña. Y en Ourol sigue siendo, cuenta Trigo con orgullo, "el hijo de Francisca de Silvestre". Se presenta a las elecciones "porque es un honor" y porque cree que a Ourol, gobernado por el PP, "no le vendría mal un cambio". Votará por correo desde Castelldefells (Barcelona), donde pasa largas temporadas.

Le da lástima haber perdido su gallego. "Ya no lo pronuncio como antes", dice
"El aldeano es muy agradecido, vota siempre por la persona"

Está acostumbrado a provocar la curiosidad de sus vecinos, a dar entrevistas y a recibir homenajes. Su cabeza de lista, Marcelino Otero -que ya contó con él en las municipales de 2007-, lo define como un hombre "afable y hablador". El 29 de junio cumplirá 83 años, lo que lo convierte en el candidato de más edad de su lista, o boleta, como él dice, porque ya adquirió la palabra cubana. "Lo que no me perdono es que me cueste tanto hablar gallego. Ya no lo pronuncio como antes", confiesa. Cuando salió de su parroquia de Miñotos "no decía ni una palabra en castellano" y, recién llegado a La Habana, un bodeguero emigrado lo invitaba a galletas de chocolate solo para oír su gallego. El trato lo terminó indigestado, cuenta.

Mucho antes de conocer a Fidel y Raúl Castro, Abel y Haiydée Santamaría o al Che Guevara -"éramos de la misma edad", recuerda"-, Pedro Trigo lidió con la pobreza de su casa de Ourol. "Recuerdo que iba a apacentar las vacas y a recoger castañas a Ortigueira para comer", cuenta. Con diez años, en plena Guerra Civil, salió del puerto de A Coruña hacia Cuba, donde ya estaba su padre, masón, emigrado años antes. "Él trabajaba de mecánico en una vaquería, arreglaba las máquinas", explica. Por indicación de su progenitor, vendió banderitas republicanas por las calles de La Habana y fue socio de la sociedad benéfica Vivero y su comarca, que financió unas 25 escuelas por toda la comarca de la Mariña de Lugo.

Pasaron los años y, aunque pendiente de Galicia, el joven Trigo empezó a desear también "un cambio en los destinos de Cuba". Antes que a Fulgencio Batista, el dictador derrocado por Castro en 1959, se opuso al gobierno de Carlos Prío Socarrás. En un acto del Partido Ortodoxo, del que era militante, clamó contra la adquisición fraudulenta de tierras a los campesinos que venía realizando el gobierno. Al acabar, se le acercó un joven "alto y corpulento" que le felicitó por su intervención. "Primero pensé que era un policía", bromea ahora. Era Fidel Castro. "Desde entonces fue una visita diaria en mi casa", explica. En 1953, con 24 años, lo acompañaría en la posta número tres del cuartel Moncada de Santiago de Cuba. Otros guerrilleros intentarían el ataque en el cuartel Carlos Martínez Céspedes de Bayamo, al sur de la isla. En combate cayeron seis hombres y torturados poco después, 60, entre ellos su hermano. "El asalto al Moncada fue el pequeño motor de la Revolución, me siento orgulloso", reconoce, a pesar de que sus vínculos con el posterior Movimiento 26 de julio le acarrearían el exilio. Se instaló en casa de una tía de Viveiro hasta el triunfo de la revolución en 1959. Después, Castro le encomendó cargos diplomáticos en Checoslovaquia, España y Bulgaria.

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"Yo soy muy optimista, porque con el pesimismo no se hace nada. Tengo mucha esperanza en la juventud", explica al ser preguntado sobre el futuro del régimen cubano. Los jóvenes son precisamente lo que falta en Ourol, uno de los municipios más envejecidos de Galicia. Desde los años 60, este municipio sin mar de la Mariña Occidental, repleto de parques eólicos, pierde habitantes sin parar. Se van a Viveiro o a otras localidades de la costa. "La gente joven le huye al trabajo del campo. Yo pienso que la tierra hay que cultivarla, tiene que producir", insiste, aunque reconoce que la escasa rentabilidad de la agricultura es "un problema terrible". Hoy son 1.216 vecinos a los que convencer "del cambio". "No es fácil en Ourol. El aldeano es una persona muy agradecida, vota a la persona independientemente de su ideología", razona Trigo. Marcial Sanjurjo, el actual alcalde y candidato a la reelección por el PP, es además el médico del municipio. Todos lo conocen, es popular, pero Trigo no desiste. "Hay que ir a votar. Hacen muy mal los que se abstienen. Hay que votar aunque sea en blanco".

Pedro Trigo, en la plaza de la iglesia de Castelldefells.
Pedro Trigo, en la plaza de la iglesia de Castelldefells.M. MINOCRI

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