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La muerte de Bin Laden

Los republicanos sacan bandera blanca

Antonio Caño

Abrumados por el súbito ascenso de la popularidad de Barack Obama como consecuencia de la muerte de Bin Laden, los republicanos han sacado bandera blanca en el debate sobre el déficit y los presupuestos públicos, que hasta ahora consumía toda la energía nacional. La oposición se ha manifestado a favor de un acuerdo rápido y ha renunciado, entre otras, a su propuesta más ambiciosa, la privatización del sistema de ayudas sanitarias a los jubilados (Medicare).

Ese debate se había hecho tan encarnizado que el mes pasado la agencia de calificación Standard & Poor's había rebajado de "estables" a "negativas" las perspectivas de la deuda norteamericana, después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertara sobre los peligros de una falta de acuerdo entre las fuerzas políticas para reducir el déficit.

Los republicanos habían amenazado incluso con no autorizar al Gobierno a asumir nueva deuda si este no aceptaba previamente sus recortes de gastos, lo que podría haber llevado a Estados Unidos hacia una situación de suspensión de pagos en el plazo de un par de meses.

Esas sombrías perspectivas han desaparecido de repente. Los republicanos aceptan ahora elevar el límite de endeudamiento únicamente con pequeños ajustes presupuestarios y posponiendo sus exigencias más ambiciosas hasta después de las elecciones presidenciales de 2012. Algunas de esas propuestas, particularmente la de la reforma del Medicare, obligaban a una difícil batalla ante la opinión pública que la oposición no quiere librar en las circunstancias actuales.

Ayer estaba prevista la primera reunión entre el vicepresidente Joe Biden, en nombre de la Administración, y de los congresistas republicanos para llegar a un acuerdo sobre ese asunto, y la oposición la afrontó con objetivos mucho más modestos que los que manifestaba hasta hace pocos días. "Dados los parámetros políticos, no buscamos un acuerdo de gran alcance, creo que lo que podemos conseguir no es necesariamente un acuerdo sobre Medicare o la Seguridad Social", ha declarado el presidente del comité de Presupuestos de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, precisamente el hombre que elaboró hace un mes el plan para reducir el déficit.

Esa propuesta, que prevé reducir cerca de seis billones de dólares en una década, representaba toda una alternativa ideológica al proyecto de presupuestos presentado por la Casa Blanca -recortes de cuatro billones de dólares en 12 años-, redefinía el papel del Estado y excluía a este del programa público más popular y más caro, Medicare.

Ese plan ha sido ahora guardado en un cajón a la espera de que la próxima campaña electoral permita condiciones más propicias. Un acuerdo se ve ya mucho más cercano, aunque no completamente libre de obstáculos. Los demócratas, lógicamente crecidos, insisten en mantener su intención de aumentar impuestos a los ingresos altos, incluso aunque los republicanos renuncien a los principales recortes de gastos que antes reclamaban.

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