Última hora de una larga negociación
Los líderes sindicales y de la patronal se remangan para cerrar un acuerdo
En la celebración del Primero de Mayo de 2009, los secretarios generales de Comisiones Obreras (CC OO), Ignacio Fernández Toxo, y de la Unión General de Trabajadores (UGT), Cándido Méndez, llegaron con las mochilas llenas de reivindicaciones de los trabajadores ante "la primera gran crisis de la globalización". Méndez y Toxo centraron sus mensajes hacia el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para que no cediera a las pretensiones de abaratar el despido y recortar los derechos sociales que tenía la patronal CEOE y apoyaba el Banco de España, cuyos líderes, Gerardo Díaz Ferrán y Miguel Ángel Fernández Ordóñez, fueron el destino de gran parte de sus disparos. Advirtieron a Zapatero que responderían con movilizaciones. Las tuvieron que hacer, con mayor o menor éxito; pero, a la larga, se les tuvo en cuenta.
En este Primero de Mayo de 2011 han mejorado bastante las relaciones. Sin duda influyeron tres cosas: el giro dado por el presidente, que supuso el cambio al frente del Ministerio de Trabajo (Valeriano Gómez, un hombre que procede del mundo sindical, sustituyó a un gastado Celestino Corbacho); la flexibilidad de los sindicatos en esas y otras reivindicaciones, y, sobre todo, el cambio de la patronal tras el relevo de Díaz Ferrán por Juan Rosell, cuya actitud ha sido mucho más dialogante y constructiva que la de su antecesor, tanto con el Gobierno como con los sindicatos.
Eso no quiere decir que las negociaciones llevadas a cabo durante los últimos meses, y más especialmente las dos últimas semanas, no hayan sido intensas. De hecho, a principios de año el Gobierno había fijado finales de marzo como fecha indicativa para el acuerdo en la negociación colectiva (NC) con la amenaza de que si no lo había, legislaría al respecto. La imposibilidad de cerrarlo en ese periodo hizo que se ampliara el plazo y que en abril, con la Semana Santa y el Primero de Mayo tan seguidos, se haya optado por dejarlo todo para después de la celebración de esta fecha tan reivindicativa para los sindicatos. Pero no mucho más allá.
El caso es que este Primero de Mayo marca la frontera en el proceso de negociación. La tendencia, no obstante, es hacia el acuerdo. Por eso, tanto los líderes sindicales como el de la patronal se remangaron y se sentaron a la mesa durante prácticamente todos los días de esta semana para acelerar las conversaciones que habían encauzado los responsables de la negociación, encabezados por Toni Ferrer y Ramón Górriz, por parte de los sindicatos, y José María Lacasa y José de la Cavada, por la CEOE.
Ya dijo Méndez que "estaban en el tiempo de descuento" y en algún momento se tenía que acabar el partido. Ese descuento al que se refería el líder de UGT no son precisamente los minutos de la basura, por continuar con su símil deportivo, con que se define el final ya decidido, sino los más ardorosos, porque tienen que acabar con un resultado definitivo. Y en este caso, satisfactorio para todos. Se espera que todo haya quedado listo para el remate final durante la semana que viene.
Los obstáculos radican en la reforma de las mutuas laborales y en el control del absentismo, que han sido incorporados a la negociación por la patronal para que se negocien de forma simultánea a la NC. La patronal ha aprovechado para sacar adelante una vieja petición de que las mutuas tengan mayores competencias para controlar las enfermedades comunes e implicarse en el seguimiento. Para ellos es una de las mejores fórmulas para controlar la incapacidad temporal y luchar contra el absentismo, una de las causas de la baja productividad. Los sindicatos han reiterado que con unos cambios mínimos es suficiente, y en todo caso piden mayor colaboración de las mutuas con los servicios de salud para controlar el absentismo.
En la NC, las diferencias se han centrado en la cobertura de los convenios y en el periodo de vigencia, normalmente de dos o tres años. La NC, se mire como se mire, es el nudo gordiano de este proceso, porque de ella derivan luego el resto de convenios colectivos y las posibilidades de descuelgue que siempre ha reclamado la patronal. Esta ha querido acercarlo más a la empresa y desvincularse de los convenios sectoriales; pero los sindicatos consideran que no es aceptable porque se podrían descuidar a las pymes, y ya se sabe que el tejido empresarial español es precisamente de pymes. -
Un Primero de Mayo itinerante y polémico
Por primera vez, la manifestación central del Primero de Mayo se celebra fuera de Madrid en una iniciativa por la que a partir de ahora será itinerante. Los sindicatos han elegido Valencia, lo que no ha sentado muy bien a las autoridades de la comunidad autónoma. Ni al presidente, Francisco Camps, ni a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, porque lo consideran como una presión política relacionada con el caso Gürtel y otras tramas en vísperas electorales. Sus razones tendrán para sentirse señalados. Desde luego, caben muchas posibilidades de que esos asuntos salgan a lo largo de la jornada de la boca de los manifestantes y probablemente alguna mención (directa o indirecta) en los discursos de Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo y de los líderes regionales; pero lo que las centrales tratarán hoy de reivindicar son las exigencias laborales que están sobre la mesa de negociación con la patronal y la mirada del Ministerio de Trabajo. -
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