Largas vacaciones
Se acaban las vacaciones de Semana Santa; para muchos, días de fervor, para otros, simplemente de asueto. ¿Se acaban para todos las vacaciones? Pues va a ser que no. En el Congreso de los Diputados, voz soberana del pueblo, nuestros elegidos representantes, desde el día 13 de abril (único pleno del Congreso en todo el mes de abril), tienen descanso durante más de dos semanas. La mayoría de sus señorías, quitando alguna que otra concreta y mínima comisión de debate, no volverán hasta pasadas las fiestas del 1 y 2 de mayo. Y olé.
Si contamos las conocidas vacaciones de Navidad, más verano, más fiestas varias, más puentes, más Semana Santa... nuestros diputados (y no hablemos ya de nuestros senadores) trabajan más bien poco. Y tal y como está la situación de nuestro país, no estaría de más el recordarles de dónde salen sus sueldos, dietas y demás ingresos, y exigirles una productividad (¿conocen todos de verdad el significado real de ese vital concepto?) para ser ejemplo y aportar soluciones a un país en crisis de todo tipo. ¿O es que para ellos no hay nada que reformar y mejorar?
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