Qué bueno es ser malo
Hormonas. Sexo. Hormonas. Drogas. Hormonas. Problemas familiares. Hormonas. Bullying. Hormonas. Romance. Hormonas. Estos son -más o menos- los ingredientes que, en distintas proporciones, han combinado las series españolas de temática adolescente que más éxito han tenido: desde Al salir de clase (Telecinco) hasta Física o química (Antena 3), pasando por Compañeros (Antena 3). El escenario principal es siempre el instituto, y los personajes -el malote, la tía buena, el buen tío, la reivindicativa, el empollón-, roles manidos, pero muy eficaces, que fijaron series estadounidenses como la ya clásica Sensación de vivir o, mucho antes que ellas, el filme El club de los cinco (1985). Pero el fenómeno Crepúsculo -libros y películas- recordó a guionistas y productores que el público juvenil (y no tan juvenil) estaba preparado y deseoso de añadir elementos paranormales a la mezcla acneica. Los más de dos millones de espectadores (casi un 13% de la audiencia) que siguen cada martes Ángel o demonio en Telecinco así lo demuestran. En esta serie no hay vampiros, pero sí capuletos (espíritus celestes) y montescos (diablos) que cultivan una palidez que nada tiene que envidiar a la de los no muertos y un look pseudogótico apto para todos los públicos.
"Desde el principio notamos que hacíamos algo distinto y la gente lo agradecía"
Los protagonistas de esta historia de amor imposible entre el cielo y el infierno son un ángel, Valeria (Aura Garrido), y un demonio, Damián (Jaime Olias), al que los foros de fans ya han bautizado como el Robert Pattinson español. Jóvenes (21 años), guapos, rubios y de Torrelodones (Madrid). "La primera vez que vi a Jaime tenía cinco años y estaba tirándose en bomba a la piscina. Luego fui a clase con su mellizo los años de instituto. Aunque nunca hemos sido amigos íntimos, nuestras pandillas siempre han estado relacionadas", cuenta Aura. Ahora, Olias es su amante/amado en la pantalla y, según las revistas del corazón, fuera de ella. "Todos los miércoles, una chica del equipo trae el Cuore y vemos con quién nos han emparejado. Cada semana hay combinaciones distintas. Nos partimos de risa". Aunque la fama no siempre es tan fácil de digerir. "Un día rodamos en la calle y había un tío sacando fotos a dos metros. Me desconcentraba constantemente. Tuvimos que repetir la escena 25 veces. Me dio una impotencia que terminé llorando". Estos episodios, o hechos como que los paparazzi fotografíen a Olias a la salida de la facultad donde estudia Comunicación Audiovisual, dan buena medida del interés que despiertan ya, con solo una temporada en antena.
¿Razones? "Desde el principio notamos que estábamos haciendo algo distinto y que la gente lo agradecía. Es una serie que no se centra solo en el costumbrismo y que apuesta por episodios de tramas autoconclusivas. Además, creo que ha funcionado muy bien que los personajes estén tan definidos". El que habla así es Jorge Suquet, don Juan Carlos en el telefilme Sofía (Antena 3) y el satánico y satírico Graziel en Ángel o demonio. Para dar vida a este último personaje, luce tremendo bigotillo que le impide pasar desapercibido, incluso en el mercado. "Los hombres de 30 y 40 años son, curiosamente, los que más me paran y me dicen que les encantaría poder decir a veces lo que yo digo", explica.
Y es que en esta serie hay romances imposibles, mucha acción y bastante carga sexual, pero sobre todo hay maldad, en estado puro y sin complejos. "Y ser malo es muchísimo más divertido. A todo el mundo le gustaría serlo por un momento", argumenta Olias. Por eso uno de los personajes más populares de la serie es el de Alexia: "Un demonio poderoso que juega a la ambigüedad y que está un poco cansada de estar en el lado oscuro, que ya no disfruta haciendo el mal", como la define -sin despegarse de la blackberry ni del cigarro electrónico- Mar Saura. El primer trabajo de la actriz en España tras Capadocia, una serie de la HBO que logró un gran éxito en Latinoamérica, la ha devuelto a la primera línea. "Al día siguiente de que estrenasen Ángel o demonio, la gente ya me paraba por la calle y me preguntaba: '¿Por qué es Alexia tan mala?".
"No se puede negar que el factor oscuro, vampiresco, demoniaco está muy de moda, atrae y juega un papel importante en el éxito de este proyecto", reconoce Carla Nieto, que interpreta a la muy morbosa y maligna Iris. Manu Fullola, o el ángel Natael, va un poco más allá y asegura que la clave de que la serie enganche no está solo en su representación del mal, sino en que trate, en general, el mundo fantástico y sobrenatural. "La adolescencia se asocia con la rebeldía, la transgresión y la libido. Pero Ángel o demonio parte de la proyección del yo hacia el imaginario, de lo que tiene la adolescencia de ensoñación y proyección". Muy celestial.
La parte terrenal tampoco se descuida: hay sobredosis de tensión sexual resuelta y sin resolver, y los protagonistas, turbadoramente guapos, lucen con look emo rebajado hasta lo inofensivo. "Todo lo vampiresco y demoniaco lo transmitimos de una forma muy sexual", apunta Nieto. Como dice Olias-Damián-Romeo, ser malo es mucho más divertido.
Ángel o demonio, los martes, en Telecinco.
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