_
_
_
_
Entrevista:ALMUERZO CON... GINNY SHRIVASTAVA

"Ser viuda es peor que ser intocable"

"Nari shakti zindabad" ("viva la fuerza de las mujeres"). Es lo que grita en la foto Ginny Shrivastava. Un lema en hindi que es su tarjeta de visita la primera vez que pone el pie en España, en Segovia. Se trata de una persona poco común: es canadiense y viste sari, pide pescado en la meca del cochinillo... Pero, sobre todo, defiende a las viudas en un país, India, que las condena a no ser nadie.

El grito de Shrivastava es el lema de la Asociación de Mujeres Fuertes Solas (ASWA, en sus siglas en inglés) que ella fundó en 2000 para reclamar los derechos de las indias que carecen de marido, un defecto imperdonable y "más vinculado al patriarcado que a la religión", relata carta en mano. Se volcó en las viudas tras conocer, a finales de los años noventa, un estudio sobre la pésima situación de este 8% de la población femenina india. "Desposeídas de la tierra, casi siempre sin ingresos pese a tener derecho a pensión, a menudo expulsadas de casa por la familia del marido muerto, víctimas de abusos sexuales... Ser viuda en India es peor que ser intocable". El sati (el rito hinduista que llevaba a la mujer a quemarse en la pira del marido muerto) ya estaba prohibido, pero la situación de estas mujeres -a veces niñas- era un infierno. "Vi que eran 33 millones, ¡más que la población de Canadá! Y nadie se ocupaba de ellas", dice antes de probar el jamón ibérico por primera vez en su vida. "Good!", exclamará al degustarlo.

La activista dirige una ONG india que defiende a las mujeres sin marido

Shrivastava, afincada en el Estado de Rajastán desde que se casó con un ciudadano indio en los años setenta, aparta el plato para rebuscar en su bolso. Con gesto travieso, saca una insignia roja, de tres centímetros de diámetro. Es el talismán de las viudas convertidas en mujeres de acción.

Con este distintivo se identifican las militantes de ASWA (34.800 socias) cuando están de servicio. Forman comités que se presentan allí donde se registra cualquier situación de abuso a una mujer en su misma situación, sobre todo en el campo. "Van a investigar, a hablar con la familia, con la justicia, informan a la prensa... Avisan antes a la policía para que las protejan. La gente se suele asustar y ellas logran casi siempre que el problema se resuelva", detalla esta licenciada en Educación de 68 años.

Viudas que ayudan a viudas también en la vida laboral y en la social, para acabar con el estigma del mal agüero que les obliga a alejarse de cualquier festejo. "Los comités las acompañan en la boda de sus hijos y las apoyan para que hagan el papel que haría el padre".

Shrivastava come despacio y deja limpio el plato, como suelen hacer quienes saben que la comida puede ser un don. Nadie diría que su trabajo ha inspirado un documental, The forgotten women (Las mujeres olvidadas), de Dilip Meehta, y que llegó a ser candidata a un Nobel de la Paz colectivo para mujeres en 2005. Ha venido a Segovia para contar su tarea en el I Encuentro con Mujeres que Transforman el Mundo.

"Las propias mujeres están cambiando las costumbres. La situación, incluida la de las viudas, se mueve muy deprisa. Dentro de 25 años, quizá todo esté arreglado". Ella, viuda reciente, quizá no lo vea. Pero sonríe al imaginarlo.

La activista Ginny Shrivastava ha creado una asociación para defender a las mujeres solas en India.
La activista Ginny Shrivastava ha creado una asociación para defender a las mujeres solas en India.ULY MARTÍN

Mesón Cándido. Segovia

- Jamón de Guijuelo: 20,30 euros.

- Merluza en salsa: 21,65.

- Cochinillo asado: 21,60.

- Ponche segoviano: 7.

- Agua, té y café: 6,20.

Total: 76,75.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_