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Crítica:DANZA | KARGA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Máscara de Jano

La nueva obra de Muraday vuelve a ponerle en la órbita de ser un coreógrafo ecléctico, imaginativo y con recursos de gran impacto visual, después de otros espectáculos que se debatían entre meandros estéticos dudosos. Ahora le vemos de nuevo en tensión y en forma, por sus fueros.

La palabra Karga que da título a la obra significa cuervo en turco, entendido que dentro de la simbología occidental, desde los tiempos grecolatinos (o quizá de antes), el bicho negro es un mal augurio, un mensajero de la muerte o un exponente de conjeturas desgraciadas. Para los judíos es símbolo de contrición y penitencia; en el Mahabharata hindú es el mensajero de la muerte, pero a la vez se le asignan otras representaciones menos lúgubres, como la fidelidad. Después está aquello de que "todos los cuervos son negros" (paradoja de Hempel: una difícil harina). Con las alas en reposo están mejor representados; con la envergadura extendida parecen sacados de la fuente de Mariano de Cavia.

KARGA

Coreografía: Chevy Muraday. Dirección de escena: David Picazo. Música: Gildur Gudnadiltir, Alva Noto. Esculturas: Gonzalo de la Cera. Vestuario: Marisa Maggi. Sala Mirador, 10 de abril.

'Karga' significa cuervo en turco, todo un símbolo de mal augurio

El coreógrafo hace una obra no apta ni para veganos (desollar dos conejos o liebres en la función) ni para alérgicos al pelo (expandir mechones con chorros de aire a presión). A la búsqueda de una catarsis se posiciona en un crescendo de pálpito vertiginoso, duro, acompañado de una saturación sonora mezcla de varios estilos y formas musicales que se puede resumir como "gore sin sangre". Se ejerce una presión tenebrista en el público.

Rodeado de buenos artistas muy particulares, fuertes y distinguidos en lo actoral, Chevy juega a la autoflagelación y organiza su propio funeral (idea ciertamente esquizoide, quimera de todo suicida en potencia) y de allí genera una plástica fortísima que da las mejores imágenes de la velada.

Los símbolos, además del cuervo: el cuchillo, la oración, la máscara dual hace pensar en Jano Clusio (o Clusivio), la cara oculta de la puerta del templo, el deseo de morir y de vivir a la vez, un juego dicotómico entre pasado (que se quiere conjurar) y futuro (un final no deseado: la muerte). Ya en La caída, de Camus, se ofrece esta visita al envés de las cosas que nunca son lo que aparentan, como esa sucesión despiadada de escenas revulsivas donde a veces se pierde el hilo en medio del oleaje intenso. Las luces son magníficas y el vestuario también, y como decía el personaje de Los gavilanes: "¿Dónde está el hilo?". Muraday tira de él hacia su propia oscuridad, lo ovilla sobre sí mismo y consigue un monstruo, una paradoja visual y expresiva.

Artistas del grupo Losdedae, al que pertenece Chevy Muraday.
Artistas del grupo Losdedae, al que pertenece Chevy Muraday.

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